miércoles, 14 de mayo de 2008

Naturaleza.

¡Hola de nuevo, Lectores de “El Cartón” de la bella Lagos de Moreno, Jalisco! – La siguiente expresión de “Entre Letras” quiere proporcionar a ustedes algunos conceptos que brinden bienestar, armonía, paz, seguridad y en general otorguen a quien los entienda, de elementos para una vida mejor, con respeto por nuestro entorno, con responsabilidad por su conservación y preservación, además de la integración de mente, cuerpo y espíritu… Esperemos que cumpla con el cometido.


NATURALEZA


Dependemos de la naturaleza no sólo para nuestra supervivencia física. También necesitamos a la naturaleza para que nos enseñe el camino a casa, el camino de salida de la prisión de nuestras mentes. Nos hemos perdido en el hacer, en el pensar, en el recordar, en el anticipar: estamos perdidos en un complejo laberinto, en un mundo de problemas.

Hemos olvidado lo que las rocas, las plantas y los animales todavía saben. Nos hemos olvidado de ser: de ser nosotros mismos, de estar en silencio, de estar donde está la vida: Aquí y Ahora.

Cuando diriges tu atención hacia algo que ha venido a la existencia sin la intervención humana, sales de la prisión del pensamiento conceptual y, en cierta medida, participas del estado de conexión con el Ser en el que todavía existe todo lo natural.

Llevar tu atención a una piedra, a un árbol o a un animal no significa pensar en ellos, sino simplemente percibirlos, darte cuenta de ellos.

Entonces se te transmite algo de su esencia. Puedes sentir lo aquietado que está y, sintiéndolo, surge en ti esa misma quietud. Sientes lo profundamente que descansa en el Ser, completamente unificado con lo que es y con dónde está. Al darte cuenta de ello, tú también entras en un lugar de profundo reposo dentro de ti mismo.

Cuando camines o descanses en la naturaleza, honra ese reino permaneciendo allí plenamente. Serénate. Mira. Escucha. Observa cómo cada planta y animal son completamente ellos mismos. A diferencia de los humanos, no están divididos en dos. No viven a través de imágenes mentales de sí mismos, y por eso no tienen que preocuparse de proteger y potenciar esas imágenes. El ciervo es él mismo. El narciso es él mismo.

Todas las cosas naturales, además de estar unificadas consigo mismas, están unificadas con la totalidad. No se han apartado del entramado de la totalidad reclamando una existencia separada: «yo» y el resto del universo.

La contemplación de la naturaleza puede liberarte del «yo», el gran creador de conflictos.

Percibe los múltiples sonidos sutiles de la naturaleza: el susurro de las hojas al viento, la caída de las gotas de lluvia, el zumbido de un insecto, la primera canción del pájaro al amanecer. Entrégate completamente al acto de escuchar.

Más allá de los sonidos, hay algo mayor: una sacralidad que no puede ser comprendida a través del pensamiento.

Tú no creaste tu cuerpo, y tampoco eres capaz de controlar las funciones corporales. En tu cuerpo opera una inteligencia mayor que la mente humana. Es la misma inteligencia que lo sustenta todo en la naturaleza. Para acercarte al máximo a esa inteligencia, sé consciente de tu propio campo energético interno, siente la vida, la presencia que anima el organismo.

La alegría y las ganas de jugar de un perro, su amor incondicional y su disposición a celebrar la vida en cualquier momento suelen contrastar agudamente con el estado interno del dueño del perro: deprimido, ansioso, cargado de problemas, perdido en el pensamiento, ausente del único momento y lugar que existen: el Aquí y el Ahora. Uno se pregunta: viviendo con esa persona, ¿cómo consigue el perro mantenerse tan sano, tan alegre?

Cuando percibes la naturaleza sólo a través de la mente, del pensamiento, no puedes sentir su plenitud de vida, su ser. Sólo ves la forma y no eres consciente de la vida que la anima, del misterio sagrado. El pensamiento reduce la naturaleza a un bien de consumo, a un medio de conseguir beneficios, conocimiento, o algún otro propósito práctico. El antiguo bosque se convierte en madera; el pájaro, en un proyecto de investigación; la montaña, en el emplazamiento de una mina o en algo por conquistar.

Cuando percibas la naturaleza, permite que haya espacios sin pensamiento, sin mente. Cuando te acerques a la naturaleza de este modo, ella te responderá y participará en la evolución de la conciencia humana y planetaria.

Nota lo presente que está la flor, lo rendida que está a la vida.

La planta que tienes en casa..., ¿la has mirado detenidamente alguna vez? ¿Has permitido que ese ser familiar pero misterioso que llamamos planta te enseñe sus secretos? ¿Te has dado cuenta de lo pacífica que es, de que está rodeada de un campo de quietud? En el momento en que te das cuenta de la quietud y de la paz que emana, esa planta se convierte en tu maestra.

Observa un animal, una flor, un árbol, y mira cómo descansan en el Ser.

Cada uno de ellos es él mismo. Tiene una enorme dignidad, inocencia, santidad. Sin embargo, para poder ver esto, tienes que ir más allá del hábito mental de nombrar y etiquetar. En el momento en que miras más allá de las etiquetas mentales, sientes la dimensión inefable de la naturaleza, que no puede ser comprendida por el pensamiento ni percibida por los sentidos. Es una armonía, una sacralidad que, además de compenetrar la totalidad de la naturaleza, está dentro de ti.

El aire que respiras es natural, como el propio proceso de respirar.

Dirige la atención a tu respiración y date cuenta de que no eres tú quien respira. La respiración es natural. Si tuvieras que acordarte de respirar, pronto morirías, y si intentaras dejar de respirar, la naturaleza prevalecería.

Reconecta con la naturaleza del modo más íntimo e interno percibiendo tu propia respiración y aprendiendo a mantener tu atención en ella. Esta es una práctica muy curativa y energetizante. Produce un cambio de conciencia que te permite pasar del mundo conceptual del pensamiento al ramo de la conciencia incondicionada.

Necesitas que la naturaleza te enseñe y te ayude a reconectar con tu Ser. Pero tú no eres el único necesitado; ella también te necesita a ti.

No estás separado de la naturaleza. Todos somos parte de la Vida Una que se manifiesta en incontables formas en todo el universo, formas que están, todas ellas, completamente interconectadas. Cuando reconoces la santidad, la belleza, la increíble quietud y dignidad en las que una flor o un árbol existen, tú añades algo a esa flor o a ese árbol. A través de tu reconocimiento, de tu conciencia, la naturaleza llega a conocerse a sí misma. ¡Alcanza a conocer su propia belleza y sacralidad a través de ti!

Un gran espacio silencioso contiene en su abrazo la totalidad del mundo natural. Y también te contiene a ti.

Sólo mediante la quietud interior tienes acceso al reino de quietud en el que habitan las rocas, las plantas y los animales. Sólo cuando tu mente ruidosa se queda en silencio puedes conectar profundamente con la naturaleza y sanar la separación creada por el exceso de pensamiento.

Pensar es una etapa en la evolución de la vida. La naturaleza existe en una quietud inocente que es anterior a la aparición del pensamiento. El árbol, la flor, el pájaro o la roca no son conscientes de su propia belleza y santidad. Cuando los seres humanos se aquietan, van más allá del pensamiento. La quietud que está más allá del pensamiento contiene una dimensión añadida de conocimiento, de conciencia.

La naturaleza puede llevarte a la quietud. Ése es su regalo para ti. Cuando percibes la naturaleza y te unes a ella en el campo de quietud, éste se llena de tu conciencia. Ése es tu regalo a la naturaleza.

A través de ti, la naturaleza toma conciencia de sí misma. Es como si la naturaleza te hubiera estado esperando durante millones de años.

Comparto esta reflexión que nos deja una enseñanza muy importante, ya que el día en que nos sintamos parte de la naturaleza vamos a comenzar a aprender a amarla, y en esa medida estaremos amando cualquier tipo de vida y cualquier tipo de manifestación en la naturaleza, se las comparto esperando que también la encuentren de utilidad; y la integren a su hacer cotidiano para que con ello nuestra cotidianeidad se transforme en el verdadero “SER y ESTAR”


Es nuestra obligación (Y de todos los habitantes de la tierra) dar protección a los reductos naturales que aún conservan la vida animal silvestre y flora preciosa, esencia de un mundo bello, y que en todo el mundo se ve amenazada por la intervención humana, desequilibrando drásticamente los ecosistemas.

Ahora recorre esos bellos lugares, admira su quietud, siente su esencia, su perfume, su “Ser”, mírate como parte de todo y respeta ese “Estar”…

Adolfo Zúñiga García
azunigag@hotmail.com

3 comentarios:

☆яεcks☆ dijo...

Que tal espero que estes muy bien...

Pues mira acabo de leer tu trabajo y me doy cuenta que hablas de algo muy interesante pero que en esta nueva "era" tal vez ya no exista o sea muy escaso...

A lo mejor mencionas un lugar como lagos, que quiza siga en contacto con la naturaleza, pero un lugar como mi ciudad que no es más que una selva de concreto y metal eso ya casi esta extinguindo...

Por cierto, a que tipo de pensamiento te refieres??? porque yo digo que la naturaleza y sus componentes tienen pensamiento y razonamiento; que sea en mayor o menor grado, tal vez, pero lo tienen jeje.

Bueno yo me retiro, no sin antes extender mis felicitaciones por tu blog y el día del maestro...

FELICIDADES y sigue adelante que maestros como tu estan en peligro de extinción..

besos y abrazos

te quiere tu ahijado

adolfo-zg.blogspot.mx dijo...

Hola casper? - Perdona que no te reconociera en un principio. pero comprende que no nos es dado - hasta antes de este momento - el hecho de "palabrearnos" como lo podemos hacer por este medio, sin embargo como dice el dicho: "Nunca es tarde" - y ahora me siento muy felíz al recibir tu comentario... gracias...
Trataré de contestar tu cuestionamiento: ¿Sabes que trabajo con maestros? - pues bien, trato de entablar comunicación, no nada más en el aspecto "físico" de la persona, sino que principalmente con el aspecto, "mental - emocional" del individuo, en ese sentido es que escribo para el pensamiento que todos los seres humanos deberiamos de utilizar... al respecto, considero que me ha dado muy buenos resultados.
Espero seguir en contacto por este medio.
Gracias por tus deseos, en verdad que hace falta recibir palabras como esas en este mundo salvaje, cada día más...
Te quiero mucho, y así como me despido en muchos de los msj que envio me despido de ti: "Procura ser felíz, tratando de no infelizar demasiado a los que te rodean"...

adolfo-zg.blogspot.mx dijo...

Hace ya muchos años… tantos y tan añorados años ya idos en las páginas del tiempo para nunca más volver… como dijera una conocida melodía añeja como mis recuerdos, que ahora dentro de mi memoria queda tan poco que no se pueden asir como sería la intención al escribir estas líneas – Sin embargo haciendo un verdadero esfuerzo de reflexión, trataré de relatar algunos asuntos cotidianos en mi ya lejana niñez.

La vida de los pueblos de este México querido, allá por los años 60´s del siglo pasado, monótona, tranquila, quizá hasta aburrida, si el amable lector así lo siente o quiere, carente por completo de los ruidos contemporáneos [así se trate de música, sirenas de patrullas y ambulancias, frenos de motor, “chirriar de frenos de automotores”, arrancones de autos; Etc. Etc.]; con una paz casi celestial, interrumpida a veces por el ruido de una locomotora al arribar a su “Estación”, o también por el repicar de las campanas de las muchas iglesias que configuran nuestro paisaje urbano, con una devoción santificante las familias nos reuníamos a platicar los asuntos pasados del día que casi acababa a las 7 u 8 de la noche [No existía la T. V.], - un lugar importante en el hogar lo era la radio, de la cual salían voces que ocupaban nuestra atención y gusto.

Por ejemplo, la trasmisión de programas como “La hora del aficionado”, ó “El Doctor Y Q”, desde la Ciudad de México, en la X E W – “En trasmisición para América Latina, desde México”, quien trasmitía programas como: “Felipe Reyes”, “La monja Alférez”, “Chucho el roto” y la radionovela “Un mundo nos vigila”, causante de una verdadera alarma y consternación general al arribar a nuestra querida tierra, habitantes de otros mundos, con intención de invadirnos y exterminarnos para ocupar ellos nuestro lugar común.

Las empedradas calles, servían para que los “arrieros” llegaran con sus mercancías y uno que otro automóvil – escasos sus poseedores – circulavan a una velocidad de cuando mucho 10 a 15 kilómetros por hora; era común dejar pasar rebaños de ganado vacuno, porcino, lanar, bovino, Etc. Mismos que tranquilamente salían de las casas para trasladarse a pastar afueras de la población, y luego de haber satisfecho su hambre, regresar para su ordeña correspondiente y su resguardo en el “trascorral” de las casas de entonces.

La situación económica de una gran parte de la población tenía su mayor caudal dentro de la actividad que entonces se llamaba “El trabajo del hombre” – el cual consistía en trabajar la tierra, prepararla para la siembra, la escarda, la cosecha, y el imprescindible “acabo” – fiesta multicolor, comida abundante, rociada con el consabido “ponche de granada”, aguardiente, ron, tequila y abundantes cohetones que cimbraban la tierra para festejar el acabo de los trabajos del hombre.

Para las familias en esa época extensas, solo había un salario, el cual – al igual que ahora – era raquítico, por lo tanto los niños acudíamos a “pepenar” – acción de recoger el maíz tirado y algunos “molotes” – mazorcas pequeñas o no germinadas en su totalidad y que los trabajadores dejaban sin cosechar, algunas veces pegadas a la planta, o bien tiradas en la tierra.

Cuando este trabajo se terminaba, entonces había que buscar un quehacer, pues la familia requería del esfuerzo de todos los que integrábamos el núcleo familiar. En tiempo de vacaciones escolares, un verdadero enjambre de niños recorríamos los negocios de la población buscando “Chamba”, y como es de suponer – no todos encontrábamos – por lo cual, había que pensar en otras maneras de encontrarla.

En mi caso, al menos dos días a la semana – los días de “tianguis”, tempranito a las 06.00 horas, era común encontrarme ofreciendo mis pequeños esfuerzos para ayudar a las amas de casa a comprar su mandado de la semana y por unos cuantos centavos, llevarle pesados fardos que contenían las provisiones de la semana, para al terminar el día, presentarle a la autora de mis días el producto obtenido con mucho esfuerzo de niño.

Ahora, muchos años después… que hacen los niños en periodo de asueto vacacional… la oferta que los adultos les hacemos, es tomar cursos de verano, clases de computación, natación, trabajos manuales, talleres de pintura, teatro, música, canto…Etc. Etc. Mismos que pretenden desarrollar en los pequeños de habilidades, aptitudes y conocimientos para desarrollarse en un mundo cada día más competitivo…

Sin embargo; la situación económica de las familias no ha mejorado su status de carencia – muchas veces de lo más elemental para un óptimo desarrollo – continuamos viviendo vida que no otorga a los pobladores de satisfacción por lo que haces y para lo que sueñas, los salarios siguen siendo – ahora mucho más pequeños – pues no proporcionan los satisfactores necesarios, no cumplen con lo dispuesto en lo articulado en el segmento del artículo 123, el cual señala que el salario debe ser suficiente para el bienestar integral del mexicano trabajador… [Cita textual] – “Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas”.



Está señalado en la Ley… sin embargo lo veremos ¿Cuándo?...

Ahora los jóvenes que egresan de las instituciones educativas, provistos de muchas ganas de trabajar, desarrollar sus habilidades, crecer, satisfacer las necesidades materiales – que en verdad son muchas - se encuentran sin expectativas de hacer lo que se supone la escuela te enseñó a hacer… y cuando al fin encuentra alguien o algo que te de un trabajo, resulta que el salario a devengar [400 a 700 pesos por semana], resulta como lo describo líneas arriba – “Raquítico” – para de verdad otorgar lo que dicta la Ley.

Ante este tipo de relaciones económicas, tu amable lector, ponte en el lugar de esos jóvenes y decide lo que harías en sus zapatos. Pongamos por caso que el dicho joven, recién acaba de contraer matrimonio, su pareja – también recién egresada del Sistema Educativo Nacional – les acaba de nacer un nuevo ser [Razón del compromiso] – viven la terrible angustia de no contar con recursos para satisfacer las pequeñas necesidades del recién nacido, que será estéril describir, solamente te doy algunos detalles: Pañales, leche, biberones, ropita, toallitas, porta bebe, bañera, jabón de bebe, Etc. Etc., sin contar con las necesidades de los padres: Otra probadita, Comida, transporte, ropa, energía eléctrica, zapatos, renta, gas, [el consabido celular… no puede faltar en ninguno de los dos]… Etc. Y muchos más Etc.

Puedes imaginar el final “feliz” de esta historia… y si estamos planteando la situación de los padres… ahora imagina el final feliz de ese recién nacido…

Te invito a reflexionar con seriedad sobre esta clase de situaciones, esperaré tus amables comentarios a la dirección electrónica siguiente: azunigag.2@gmail.com

¡!!¡Hasta la próxima ¡!!¡

Adolfo Zúñiga García