lunes, 17 de enero de 2011

Conocimiento Maya.




Domingo 31 de octubre, 2010 – (muy buena fecha para entender la magia del universo).

Queridos míos,
M permito enviarles el siguiente texto que me llegó gracias a mi amorosa amiga Carmen Jiménez (Málaga, España). Por estar tan claramente explicado, considero de la mayor importancia compartirlo entre familiares, amistades y a todos los que interesen, porque las respuestas a cualquier duda se encuentran aquí. No conozco al maestro ni a la persona que lo manda originalmente, pero se darán cuenta que el contenido es de tomarse en cuenta. Bendiciones.

El año 2012 por el Maestro Satya Sai

Cortesía de Alba Garantón


¿Has oído hablar del 2012 como un año en que algo va a suceder?

Bueno, por un lado hay varias profecías que indican a esta fecha como un punto importante en la historia de la humanidad, pero la más significativa es el término del calendario Maya, cuya profecía se ha interpretado de distintas maneras, los más negativos piensan que ese año se termina el mundo, pero no será así, es sabido que ese año comienza una nueva era, la era de acuario.

Esto tiene que ver con la rotación del sistema solar completo (ciclo solar) que va pasando por las 12 distintas eras y cada una de ellas dura 5.125 años. La era en la que estamos llamada era de piscis, comenzó el año 3.113 y termina el 2012.

Lo cierto es que el planeta viene cambiando su estado de vibración y este cambio se ha intensificado desde el año 1989 donde los polos magnéticos se desplazaron estos últimos 20 años lo que no había ocurrido en miles de años. Si hay un cambio en el magnetismo de la tierra, hay un cambio no sólo de conciencia sino que también una adaptación a nivel físico para esta nueva vibración. Los cambios no sólo son en nuestro planeta, sino que afectan al universo completo, y la ciencia hoy día puede dar cuenta de ello. Infórmate sobre los cambios en las tormentas solares (que son tormentas magnéticas) y verás que los científicos están al tanto de estas cosas, o pregúntale a algún aviador acerca del desplazamiento de los polos magnéticos en los últimos años, ya que los aeropuertos han tenido que modificar sus instrumentos.

Este cambio en el magnetismo se traduce como un incremento de la luz, un aumento de la vibración planetaria. Para que lo vayas entendiendo de manera más fácil debes saber que esta vibración es afectada e intensificada por la conciencia de todos los seres humanos. Cada pensamiento, cada emoción, cada nuevo despertar de alguien a la conciencia de Dios eleva la vibración del planeta. Esto te puede parecer una paradoja, puesto que la mayoría ve a su alrededor más odio y miseria, sin embargo no es así.

Ya lo he venido diciendo en los posteos anteriores, cada uno elige donde enfocar la mirada, sólo ven la oscuridad aquellos que están enfocados hacia el drama, el dolor y la injusticia. Si no ves el avance espiritual que ha tenido la humanidad es porque no te has enfocado en ello, pero si haces el trabajo correcto y liberas tu mente de lo negativo abrirás un espacio donde podrá manifestarse tu esencia divina que te pondrá en el foco de lo que realmente está ocurriendo en la humanidad y el planeta. “Estamos elevando nuestra conciencia como nunca antes”.

¡Pero cómo!… ¿no ves la oscuridad? me podrás decir...

Si, la veo, pero no me identifico con ella, no la temo…. ¿Cómo le voy a temer a la oscuridad si veo tan clara la luz?... por supuesto que entiendo a aquellos que temen, porque yo también estuve parado en ese lugar donde solo veía lo malo. Es por eso que ahora siento amor por todo ello.

La oscuridad no es una fuerza que te empuje a ser más malo o a vivir con más odio, la oscuridad no es una fuerza contraria a la luz, es ausencia de luz, tú no puedes invadir la luz con oscuridad, no funciona así el principio de la luz. El temor, el drama, la injusticia, el odio y la infelicidad sólo existen en estados de penumbra, porque no puedes ver el contexto global en que se desarrolla tu vida, y la única manera de ver desde la luz cuando estas ahí, es por medio de la fe. Una vez que aumentes tu frecuencia de vibración (estado de conciencia) podrás ver hacia la oscuridad y entender lo que has vivido.

Pero… ¿Cómo puedes decir esto si en el mundo hay más maldad cada día?

No hay más maldad… lo que hay es “más luz”, y de eso estoy hablando en este posteo.

Imagina que tienes un cuarto o bodega desde hace años donde guardas tus cosas y es iluminado por una bombilla de 40W. Cambia la bombilla a una de 100 w y veras lo que ocurre allí. Veras el desorden y el polvo que pensabas que no existía. La suciedad será mas clara. Esto es lo que está pasando, y esto es lo que hace posible de que muchos lean esto y no les parezca una locura como pudo haber sido hace algunos años.

¿Te has dado cuenta que hoy en día las mentiras y los engaños salen a flote con mayor rapidez que antes?... Bueno, acceder al entendimiento de Dios y el funcionamiento de la vida también es más rápido que antes.

Esta nueva vibración del planeta es la que tiene a todos nerviosos, depresivos o enfermos, ya que para poder recibir más luz las personas deben cambiar tanto física como mentalmente. Deben poner en orden sus bodegas porque cada día les llega más luz a su conciencia y por mucho que quieran evitarlo, deberán elegir poner manos a la obra y comenzar la limpieza o vivir en medio del chiquero.

Este cambio provoca dolores físicos en los huesos que los doctores no pueden solucionar ya que no se ve una enfermedad que los provoque. Te dirán que es estrés y no se trata de eso, se trata de emociones negativas acumuladas, se trata de miedos y angustias, se trata de ese polvo acumulado por años que ahora estas viendo para ser limpiado.

Habrá noches en que te despiertes y desveles por unas horas. No te alteres, lee un libro, ve tele, medita, no luches pensando en que algo está mal contigo, es la nueva vibración planetaria que estás asimilando, te volverás a dormir y al día siguiente no sentirás falta de sueño.

Si no canalizas bien este proceso los dolores serán mas intensos y te diagnosticarán fibromialgia, que es un nombre que la medicina ha dado a estos dolores que no tienen causa visible y para los que no proponen ningún tratamiento con resultados concretos, solo te recetan antidepresivos para que evadas la oportunidad de cambiar tu vida.

Una vez más tú eliges en qué realidad deseas vivir, sólo que esta vez el drama será mas intenso y por supuesto el amor también. Si se incrementa la Luz, también lo hace la falta de ella, esto explica por qué hay tanta violencia irracional en los últimos años.

Estamos viviendo la mejor época que la humanidad jamás vivió, seremos testigos y actores de la transformación mas grande de conciencia que jamás imaginaste.

Infórmate; despierta tu inquietud por estos temas, la ciencia sabe que algo está pasando, tú sabes que algo está pasando, sé actor consciente de estos tiempos, que no te pillen asustado porque no sabes lo que pasa.

viernes, 14 de enero de 2011

EL FUTURO DEL UNIVERSO.


LA MÁS BELLA HISTORIA DEL MUNDO.
¿A quién no lo gustaría sentarse a charlar con un gran científico, preguntarle de los grandes enigmas de la existencia y escuchar sus respuestas en palabras usuales, amenas y con base en los más recientes conocimientos de la ciencia?
Esa charla es realizable a través de la lectura del libro cuyo título se encuentra en el inicio del presente ensayo. Donde Dominique Simonnet platica con tres expertos de reconocimiento mundial: Un astrofísico (Hubert Reeves), un divulgador de las ciencias (Joël de Rosnay) y un paleontólogo (Yves Coppens).
Compartir dichas conversaciones a través de esta lectura de por sí placentera, esclarece y deja en el lector múltiples y, con frecuencia, asombrosos conocimientos de lo más avanzado de la ciencia en cuestiones que resultan inquietantes. Por ejemplo. ¿Cómo es. De dónde surgió, a dónde va el Universo y, con él, nuestro planeta? ¿Cuándo, cómo y por qué nació y se ha desarrollado la vida? ¿De dónde, desde que tiempos, en que forma se originó y desarrolló la especie humana? ¿Qué sabe hoy la ciencia de éstas y muchas otras preguntas que se hace el ser humano como habitante de la Tierra?.
La más bella historia del mundo ofrece, también, en esta manera de platicar de las ciencias, un atractivo modelo decómo el maestro puede transmitir a sus alumnos conocimientos en términos que, además de comprensibles, estimulen el interés de los estudiantes.
Dominique Simonnet es jefe de redacción del conocido semanario francés L’Express.
El planteamiento del libro se encuentra en 4 actos, de 3 Escenas los primeros tres, el primer acto trata del Universo desde la nada, el caos y su organización, hasta la Tierra. En el acto segundo, se habla de la Vida, desde la sopa primitiva, su organización, hasta la explosión de las especies, en el Tercer acto se trata del Hombre, desde La cuna africana, nuestros antepasados se organizan, hasta La conquista humana. El acto 4 es un hermoso Epílogo, mismo que por su belleza presento a continuación:
EL PORVENIR DE LA VIDA
Dominique Simonnet: Aquí estamos, después de quince mil millones de años de evolución, después de sólo algunos milenios de civilización. ¿Continúa hoy la evolución que se ha desplegado desde el Big Bang sin dejar de inventar estructuras cada vez más complejas de las que somos el resultado más bello?
Joël de Rosnay: Partículas, átomos, moléculas, macromoléculas, células, primeros organismos hechos de varias células, poblaciones compuestas de varios organismos, ecosistemas hechos de poblaciones, y el hombre, que hoy exterioriza su biología… La evolución continúa, por supuesto. Pero ahora es sobre todo técnica y social. La cultura ha cogido el relevo.
_ Estaríamos entonces en un momento de inflexión de la historia, en medio de una ruptura comparable a la aparición de la vida.
_ Sí. Después de las fases cósmica, química y biológica, estamos inaugurando el cuarto acto, el que ejecutará la humanidad en el próximo milenio. Accedemos a una conciencia colectiva de nosotros mismos.
_ ¿Cómo caracterizas este cuarto acto?
_ Se podría decir que estamos inventando una nueva forma de vida; un macro organismo planetario que engloba el mundo viviente y los productos humanos, que también evoluciona y cuyas células seríamos nosotros. Posee un sistema nervioso propio, del cual Internet sería un embrión, y un metabolismo que recicla los materiales. Este cerebro global, hecho de sistemas interdependientes, vincula a los hombres a la velocidad del electrón y trastorna nuestros intercambios.
_ Si mantenemos la metáfora, ¿Podemos hablar de una selección, ahora no natural sino cultural?
_ Así lo creo. Nuestros inventos son los equivalentes de las mutaciones. Esta evolución técnica y social avanza mucho más rápido que la evolución biológica darwiniana. El hombre crea nuevas “especies”: el teléfono, el televisor, el vehículo, el ordenador, los satélites…
_ Y él mismo hace la selección.
_ Sí. ¿Qué es el mercado si no es un sistema darwiniano que selecciona, elimina o amplía determinadas especies de invenciones? La gran diferencia con la evolución biológica es que el hombre puede inventar en abstracto tantas especies como desee: esta nueva evolución se desmaterializa. Inserta, entre el mundo real y el mundo imaginario, un mundo nuevo, el mundo virtual, lo que no sólo le permite explorar universos artificiales, sino también poner a prueba y fabricar objetos o máquinas que aún no existían. De algún modo, esta evolución cultural y técnica sigue la misma “lógica” de la evolución natural.
_ ¿Se puede decir entonces que la complejidad continúa operando?
_ Sí. Pero se libera poco a poco del pesado manto de la materia. En cierto sentido, volvemos al Big Bang. La explosión de energía, hace doce mil millones de años, parece la otra cara de la moneda del “punto omega” de Teilhard de Chardin, que sería una implosión del espíritu liberado de la materia. Si se hace abstracción del tiempo, ambos hechos se podrían confundir.
_ No es fácil, sin embargo, olvidar el tiempo y la tan breve duración a que nosotros, los seres humanos, estamos obligados. ¿Tiene algún porvenir todavía el individuo si debe integrarse, como una célula, en un conjunto planetario que lo supera?
_ Por supuesto. Y es más, creo que se puede perfeccionar. Las células, en sociedad, acceden a una individualidad mayor que si están aisladas. La etapa de macroorganización incluye riesgo de homogenización planetaria, pero también gérmenes de diversidad. Mientras más se globaliza el planeta, más se diferencia.
_ Describes la sociedad actual como biólogo, y hablas de evolución, cerebro, mutaciones… ¿No estás confundiendo metáfora y realidad?
_ A partir de la biología no se puede deducir una visión de la sociedad. Lo contrario conduce a ideologismos inaceptables. La biología, en cambio, puede irrigar nuestra reflexión. Las metáforas mecánicas, los engranajes y relojes, dominaron el principio del siglo XX. Ahora resultan más pedagógicas las metáforas del organismo, a condición de que no se las considere al pie de la letra. El organismo planetario que creamos está exteriorizando nuestras funciones y sentidos: la vista mediante la televisión, la memoria mediante los ordenadores, las piernas mediante los sistemas de transporte… pero permanece la gran pregunta: ¿Vamos a vivir en simbiosis con él o nos convertiremos en parásitos que destruirán al anfitrión que nos sostiene, lo que nos conduciría a graves crisis económicas, ecológicas y sociales?
_ ¿Y Cuál es tu predicción?
_ Estamos extrayendo actualmente, en beneficio propio, recursos energéticos, informaciones, materiales y tiramos los desechos al entorno. Empobrecemos de manera creciente el sistema que nos sostiene. Somos parásitos unos de otros, pues hay algunas sociedades industriales que frenan el desarrollo de otras. Si continuamos por esta vía, vamos a terminar como parásitos de la Tierra.
_ ¿Qué hacer para evitarlo? ¿Conservar el planeta?
_ No se trata, como quizás lo desean algunos ecologistas nostálgicos, de clausurar la variedad de lo viviente en recintos cerrados, en reservas; se trata, más bien, de buscar la armonía entre la Tierra y la tecnología, entre ecología y economía. Para evitar las crisis, deberíamos de aprender las lecciones de los conocimientos acerca de la evolución que acabamos de relatar. Comprender nuestra historia puede dar la perspectiva necesaria, una dirección un “sentido” a lo que hacemos y, sin duda, nos puede dar mayor sabiduría. Por mi parte, creo en el crecimiento de la inteligencia colectiva, en un humanismo tecnológico. Y tengo la esperanza de que, si queremos, vamos a poder encarar con serenidad la próxima etapa de la humanidad.
EL PORVENIR DEL HOMBRE.
_ Nuestra historia del mundo enfrenta ahora un cuarto acto, el de la evolución cultural, nos dice Joël de Rosnay. ¿Piensas lo mismo?
Yves Coppens: Le dije un día a Jean-Louis Etienne, explorador que regresaba del Polo Norte: “Debiste pasar frío por allí”. Me respondió, sencillamente: “No, iba abrigado”. Esto es bastante típico de nuestra evolución cultural. Mejoramos cada día nuestro dominio del cuerpo y del entorno y hemos entregado el relevo a la cultura. Y es ésta, no la naturaleza, la que más rápido responde a las solicitaciones del entorno.
_ ¿Ya no se modifica, entonces, nuestro cuerpo de Homo sapiens?
_ Sí, pero con suma lentitud. Para verificarlo debemos mirar hacia un porvenir más distante, más allá del próximo milenio. Dentro de diez millones de años es posible que tengamos una cabeza diferente de la actual. El esqueleto se nos hará aún más grácil y el cerebro sin duda se nos va a seguir desarrolando.
_ Lo que permitirá aptitudes nuevas.
_ Sí. No es imposible que el aumento del tamaño del cerebro, y por lo tanto de la talla del feto, imponga un tiempo de gestación aún más breve. Si la madre del superhumano de mañana debe dar a luz a los seis meses, la infancia se prolongará y también el tiempo de aprendizaje. No se comprende muy bien lo que fue la gestación en el pasado, pero podemos pensar que nuestra evolución se hizo en ese sentido y que proseguirá así.
_ Nuestra evolución biológica no ha terminado entonces.
_ Va más lento, pero continúa. Porque seguimos sometidos a las leyes de la biología y a adaptaciones. Los virus, que también evolucionan, nos pueden causar problemas. Tampoco estamos a salvo de un cataclismo cósmico que altere la atmósfera. Pero, en cambio, ya no se puede decir que el hombre esté sometido a una verdadera selección natural.
_ ¿Y tampoco a grandes mutaciones de nuestros genes, que podrían cambiar la especie?
_ A mutaciones, sí, por cierto. Pero otra cosa es que puedan aparecer homozigotías. El ensamblaje genético de la población humana actual es permanente. Ya no hay grupos aislados que puedan hacer que surjan, por deriva genética, rasgos recesivos. A menos que colonicemos el espacio. Es probable, por lo demás, que el hombre lo consiga; al adquirir un mejor conocimiento de los planetas, emprenderá un nuevo tipo de expansión, como la que emprendió hace tres millones de años para invadir la tierra.
_ ¿Qué sucedería en tal caso?
_ Las pequeñas poblaciones instaladas en otra tierra, si quedan aisladas mucho tiempo, derivarán, divergirán: su biología y su cultura van a evolucionar de otro modo. Imagina cuántas culturas nuevas podrían nacer en otros planetas… y quizás nuevas especies, también.
_ Si vamos al espacio, el cuerpo va a cambiar de manera considerable, ¿verdad? Las estadías en órbita han mostrado que los huesos se atrofian rápidamente, que el organismo ya no funciona de la misma manera. Corremos el riesgo de convertirnos en babosas sabias…
_ Todavía sabemos muy poco acerca de las condiciones y consecuencias de la vida en el espacio. Con la ausencia de gravedad, son importantes las modificaciones del cuerpo: los elementos minerales de los huesos emigran y es difícil hacerlos volver a sus lugares de origen. Al cabo de lagunos millones de años de exilio en el espacio, nuestros primos serían sin duda muy distintos a nosotros. Quizás entonces nos toparíamos con una suerte de diversidad de poblaciones, con verdaderas razas nuevas.
_ Cosa que hoy estamos a punto de perder: La cultura humana es cada vez más homogénea, el mundo más global y el planeta empequeñece.
_ Es verdad. La gente viaja mucho, se mezcla biológica y culturalmente. También las culturas. Pero cuando vemos, por ejemplo, a los bosquimanos o a los indios de América, relegados en lo que crudamente se califica de “reservas”, cabe la pregunta: ¿querer que esas poblaciones continúen con sus tradiciones, sus cantos, sus lenguas, no es acaso prohibirles el acceso al mundo contemporáneo? ¿Acaso esas reservas no son pequeñas islas de origen que mantenemos por placer y no por placer de sus habitantes? Creo que esas poblaciones no tienen otra solución que mezclarse genética y culturalmente con nosotros – lo que también vale recíprocamente – o desaparecer. La nostalgia no es necesaria.
_ ¿Crees que va a proseguir la complejidad que opera desde el Big Bang?
_ Sí. El hombre acumula un conocimiento creciente. Progresa hacia un saber mayor, una mayor libertad, hacia una cultura y quizás una naturaleza más y más complejas. Seguimos el mismo camino de la materia y de la vida.
_ ¿Eres más bien, de la especie optimista?
_ Decididamente. Me parece que las sociedades humanas se organizan bastante bien. Poco a poco somos más conscientes de nuestro entorno. Consideremos la Sociedad de las Naciones, las Naciones Unidas: estos organismos han experimentado múltiples dificultades. Pero cuando las cosas se miran con perspectiva, se aprecia que el hombre ha adquirido conciencia de su condición mundial en apenas setenta años. ¿Y qué es eso en relación con nuestra historia?
_ Poca cosa. Pero mucho para un individuo…
_ No hay que olvidar que la duración de nuestra modernidad es desdeñable si se la compara con los tres millones de años de vida de nuestra especie. La humanidad actual, aunque haya llegado a un nivel de reflexión, me parece todavía muy joven. Gran cantidad de dificultades de nuestro siglo provienen de que hay mucha población que sólo posee una información muy reducida acerca del mundo.
EL PORVENIR DEL UNIVERSO.
_ La vida de un hombre es un acontecimiento irrisorio, puesta en la perspectiva de nuestra historia, comprobamos con Yves Coppens. ¿Estaremos todavía en la prehistoria de la humanidad o en la del Universo? ¿Cuánto tiempo más va a durar el Universo?
Hubert Reeves: Las observaciones más recientes parecen favorecer el escenario de una expansión continua. Las dimensiones del Universo serían entonces infinitas y su vida se prolongaría indefinidamente. Se enfría y tiende con lentitud a una temperatura de cero absoluto. Por lo cual no se puede ser categórico: nuestras predicciones se apoyan en teorías que a su vez se fundan en la existencia de cuatro fuerzas, en solamente cuatro. Y nada nos permite asegurar, hoy, que no descubriremos otras. Estos descubrimientos podrían modificar nuestras predicciones.
_ ¿Si se expande de manera infinita, significa que se va a vaciar más y más, que los cuerpos celestes van a seguir alejándose y que el cielo, visto desde aquí, será negro?
_ Las estrellas que nos aclaran el cielo nocturno no participan en la expansión. Globalmente, no se alejan de nosotros. La expansión acontece entre las galaxias y no en el interior de cada una. Con el tiempo, estas galaxias se verán más y más débiles en nuestros telescopios. Pero este debilitamiento no será perceptible antes de varios miles de millones de años.
_ Todo esto es hipotético, pues ya no habrá hombres para hacer esas observaciones: algunas estrellas van a morir, y también la nuestra, el Sol, ¿verdad?
_ Sí. En la actualidad, como ya lo dijimos, el Sol ha quemado la mitad de su hidrógeno. Está en la mitad de su vida. Dentro de cinco mil millones de años lo habrá consumido todo y se convertirá en gigante roja. Su núcleo central se contraerá más y más y su atmósfera, en cambio, se extenderá hasta mil millones de kilómetros. Al mismo tiempo, su color pasará del amarillo al rojo.
_ Y en ese instante los planetas se asarán a la parrilla.
_ Sí. El Sol será mil veces más luminoso que hoy. Visto desde la tierra, ocupará gran parte del cielo. La temperatura de nuestro planeta saltará a varios miles de grados. Desaparecerá la vida, la Tierra se volatizará. Esto ocupará algunos cientos de millones de años. Nuestra estrella va a desintegrar también a Mercurio, a Venus y quizás a Marte. Los planetas lejanos, como Saturno y Júpiter, perderán su atmósfera de hidrógeno y helio y sólo conservarán sus enormes núcleos rocosos, desnudos. Más tarde, el Sol, privado de su fuente de energía nuclear, adquirirá el aspecto de una enana blanca del tamaño de la Luna. Se enfriará lentamente, durante varios miles de millones de años y se convertirá en enana negra, en cadáver estelar sin luz.
_ ¿Y qué sucederá con la materia que componía la Tierra?
_ Volverá al espacio interestelar. Más tarde podrá servir para constituir estrellas o para contribuir a la formación de planetas.
_ ¿Y para formar vidas nuevas?
_ ¿Por qué no? Los átomos de nuestro cuerpo quizás sirvan un día para componer organismos vivos en algunas biosferas distantes…
_ La única certeza es que el hombre no podrá permanecer en la Tierra más de cuatro mil millones de años.
_ Sí, pero se puede pensar, como Yves Coppens, que mucho antes de esa fecha fatídica estaremos en condiciones de realizar largos viajes interestelares. Pensemos en los progresos logrados en dos o tres generaciones: nuestras abuelas viajaban a cincuenta kilómetros por hora, mientras que nosotros disponemos de naves que alcanzan cincuenta mil kilómetros por hora. No es imposible que las sondas lleguen un día a velocidades cercanas a las de la luz. Nuestros descendientes podrán, entonces, ir a buscar la luz en estrellas lejanas…
_ Es la bella fórmula de Konstantin Tsiolkovski, el padre del espacio sovietico-ruso: “La Tierra es nuestra cuna, pero uno no se queda eternamente en la cuna…” Dicho esto, es claro que la evolución de la complejidad puede proseguir con el hombre o sin el hombre. Después de todo, no es evidente que seamos los héroes de esta historia.
_ Es verdad. Se puede imaginar que la vida humana se extinga sin que por ello desaparezca totalmente la vida. Los insectos, por ejemplo, son mucho más resistentes que nosotros. Los escorpiones pueden vivir con una tasa de radioactividad muy superior a la que a nosotros nos mataría. Podrían sobrevivir a una guerra nuclear, desarrollar inteligencia y redescubrir la tecnología. Correrían el riesgo, en algunos millones de años, de volver a toparse con problemas de contaminación análogos a los nuestros.
_ En el curso de estos diálogos nos hemos negado a hallar un sentido a nuestra historia o, por lo menos, a adoptar una visión determinista. Pero debemos reconocer que la complejidad no cesa de progesar. Se podría decir que va a continuar…
_ Me impresionan los dos rostros de la realidad. El primero muestra esta bella historia que acabamos de relatar. Y ella permite pensar que todo tiene un sentido. El segundo, más sombrío, revela que el hombre de hoy parece incapaz de vivir armoniosamente con los suyos y con la biosfera. Guerras y deterioros son habituales. Como si algo se hubiera estropeado en algún momento de la evolución.
_ ¿Y cómo lo interpretas?
_ ¿Por qué esto marcha tan bien en el mundo físico y tan mal en el mundo humano? ¿Habrá llegado la naturaleza a su “nivel de incompetencia” por aventurarse tan lejos en la complejidad? Esa sería, me imagino, una interpretación fundada solamente en los efectos de la selección natural según la óptica darwiniana. Pero si, por otra parte, uno de los productos de la evolución era la aparición de un ser libre, ¿estaremos pagando el precio de esa libertad? El drama cósmico se podría resumir en tres frases: la naturaleza engendra complejidad; la complejidad engendra eficacia; la eficacia puede destruir la complejidad.
_ ¿Y eso quiere decir?
_ Los seres humanos inventaron, en el siglo veinte, dos modos de autodestruirse: el armamento nuclear y el deterioro del medio ambiente. ¿Es viable la complejidad? ¿Ha sido una buena idea de la naturaleza ésta de alcanzar un nivel de complejidad que la lleva a amenazarse a sí misma? ¿La inteligencia es acaso un don envenenado?
_ ¿Y qué respondes?
_ Hoy nos encontramos ante los límites de nuestro planeta. ¿Es posible conseguir que coexistan diez mil millones de personas sin que se le deteriore? Los seres humanos son geniales, y lo han demostrado en numerosas ocasiones quebrando átomos y explorando el sistema solar, pero esta tarea va a ser la más ardua de todas las que han efectuado hasta ahora. Impone, sobre todo, el abandono de la idea de crecimiento económico y la necesidad de instalarse en el “desarrollo sustentable”. Es difícil que nuestros dirigentes comprendan esto.
_ Manejar el organismo planetario del que nos hablaba Joël de Rosnay…
_ En los organismos hay sistemas de alarma y de cura. El cuerpo entero se moviliza ante una herida. Necesitamos inventar un sistema análogo para el planeta. Las Naciones Unidas y las asociaciones humanitarias son un esbozo. Habría que ir más lejos.
_ ¿Nos habremos equivocado por un efecto óptico? ¿No tendremos la vista demasiado apegada a nuestro siglo? Si analizamos las cosas desde el punto de vista de un cordero, por ejemplo, se podrían tener pronósticos muy pesimistas. ¿Pero desde el punto de vista humano? ¿Acaso no estamos todavía en la prehistoria, como sugiere Yves Coppens? ¿Nos faltará aún mucho tiempo para alcanzar una fase superior de moral y de civilización?
_ ¿Ha progresado verdaderamente la humanidad en el plano de la conducta y la moral? No estoy seguro. Podríamos discutirlo mucho. Hay, por cierto, la abolición de la esclavitud y el reconocimiento de los derechos del hombre. Pero los indios de América habían conseguido un grado admirable de comportamiento humano. Habían establecido reglas de conducta social que influyeron decisivamente en la Constitución norteameicana. Claude Lévi-Strauss mostró que la esclavitud apareció con las grandes civilizaciones. El progreso de la moral no es algo evidente.
_ Es posible que esta pregunta también se plantee en otras partes…
_ Es muy probable que nuestra civilización de la Tierra sólo sea un caso entre muchos otros. En la hipótesis de que la evolución cósmica condujera a la formación de otros planetas, otras formas de vida y otras inteligencias, se puede suponer que esas civilizaciones extraterrestres han enfrentado las amenazas que hoy nos asedian en la Tierra. Una visita a esos mundos nos presentaría dos figuras diferentes: planetas áridos, cubiertos de desechos radiactivos en el caso de quienes no se supieron adaptar; y superficies verdes y acogedoras en los otros casos.
_ La simbiosis o la muerte, decía Joël de Rosnay. ¿También se puede decir “sabiduría o revancha de la materia”?
_ En este momento se nos plantea esta pregunta crucial: ¿Estaremos en condiciones de coexistir con nuestro propio poder? Si la respuesta es no, la evolución continuará sin nosotros. Como Sísifo, habremos llevado la roca a la cima de la montaña para dejarla escapar finalmente. Es un poco idiota, ¿no? No hay que cerrar los ojos ante la gravedad de la situación presente; sin embargo, importa seguir siendo optimistas. Debemos emplear todos nuestros recursos para salvar nuestro planeta antes de que sea demasiado tarde. Somos sus responsables, sus herederos. De nosotros depende que continúe esta bella historia del mundo.

miércoles, 12 de enero de 2011

"LA MÁS BELLA HISTORIA DEL MUNDO"


“Érase una vez”… inicio de tantas y tantas historias, cuentos, relatos, leyendas, Etcétera. Es la historia un cúmulo de hechos algunas veces relatados con ingenio, imaginación, argucia, encanto, y otras tantas sin todos o algunos de dichos elementos, sin embargo no es lo que importa al momento… lo verdaderamente importante radica en que las historias, los cuentos, relatos, dichos y decires de la persona sean escritos, dichos, cantados, contados, oídos, gravados, perpetuados a través del tiempo y el espacio…


En el libro “La más bella historia del mundo” – de Hubert Reeves, Joël de Rosnay, Yves Coppens y Dominique Simonnet; editado por la SEP, en la serie “Biblioteca para la actualización del maestro” - un documento que relata con un gran preámbulo; tres actos de la presencia de la vida en la tierra, del mundo en nuestra galaxia, y de los millones de galaxias que se expanden en el universo, desde aquél primer instante… el famoso “Big Bang”, mismo que da inicio al “tiempo”, a la materia, al movimiento, al agua y dentro de ella el germen de la vida de seres vivos, animados e inanimados – todo lo cual desde un punto de vista científico – mismo que en este siglo XXI, ya nos hacía mucha falta…

En la antigüedad la única manera de explicar el origen de los orígenes; era por medio del punto de vista religioso, de la fe, de las creencias, de mitos y leyendas; en este sentido la ciencia como tal nunca se había preocupado por este “espinoso” asunto… sin embargo a casi 10,000 años de presencia humana en nuestro redondo mundo, ¡Por fin ¡ - la ciencia se acerca a la resolución de problemas filosóficos tales como: ¿de dónde venimos? - ¿a dónde vamos? - ¿Quiénes somos? - ¿para que estamos? - ¿porqué? - ¿para qué? - ¿por quien?... preguntas que desde nuestra antigüedad más remota nos hemos planteado y que la respuesta a ellas dio origen a una ciencia “La Filosofía”.

La ciencia se ocupa en este siglo de un tema que a todos apasiona y encanta, no se tiene todavía la respuesta cabal a esas preguntas filosóficas, sin embargo contamos ya con un acercamiento mucho más cercano que en los tiempos en que se formularon por vez primera – a este respecto vale la pena preguntarnos quién o quienes son ellos… la respuesta se encuentra en “Los Griegos” – Un tal, Tales de Mileto (es el primero de una larga lista, además de ser considerado el padre de la filosofía) – Anaximandro – Pitágoras – Heráclito – Xenófanes – Parménides – Empédocles – Anaxágoras – Protágoras – Sócrates – Platón – Aristóteles – Zenón…

La ciudad de Mileto era en el siglo VI (a.c.) – el centro mercantil más próspero de la costa Jónica del Asia Menor, puerto que comerciaba con todos los países conocidos de su tiempo, en esta ciudad (como en toda Grecia), florecieron las artes y las ciencias – aquí nace el que es considerado “Padre de la Filosofía Griega” – Tales, fue un rico mercader y astrónomo, a quien también le gustaba observar, entender y estudiar a la naturaleza, la matemática, la física; dichas observaciones lo intrigaban a conocer el origen de todo lo que existía.

Las observaciones de Tales, al estudiar el agua en sus 3 estados: Líquido – Sólido y Gaseoso – lo llevaron a la conclusión de que “Todo procede del agua” – con esta sabia conclusión puso las bases de la filosofía materialista: Todo tiene un principio en la materia. (Aunque al tiempo tuvo una teoría nueva): “Todo está lleno de Dioses” – de esa forma el tal Tales puso las bases de las dos corrientes filosóficas que hasta el día de hoy tratan de explicarse los porqués, y para qués de esta bolita errante por los confines del universo.

Conviene anotar qué es el UNIVERSO: del Latín “universus” – “Conjunto de las cosas existentes, el mundo: la inmensidad del universo. Sinónimo - Cosmos, naturaleza.

La corriente filosófica que trata de la explicación del mundo en su sentido IDEALISTA – (la realidad es solamente vida divina) – la MATERIALISTA – (la realidad es pura materia)

Cómo evolucionó el hombre y pobló el globo en la Prehistoria.

El hombre ha vivido en la Tierra durante unos dos millones de años, apenas el tiempo de un parpadeo comparado con la historia total del planeta, que se extiende durante un lapso de 4,700 millones de años. Si suponemos que la edad de la tierra, desde su origen hasta el momento presente, equivale a un día, la aparición del hombre se habría producido menos de un minuto antes de que terminara ese día. Sin embargo, el inmenso abismo de tiempo anterior a la aparición del hombre constituye también una parte de la herencia de éste.
Solamente durante los últimos 5,000 años ha dejado el hombre constancia escrita de sus hechos. Aparte de esta pequeña fracción de su existencia total, el único conocimiento que tenemos de su aspecto y manera de vivir se basa en los escasos indicios que nos han llegado: huesos y dientes fósiles, herramientas de piedra, puntas de flecha de pedernal, trozos de vasijas de barro, gravados en las rocas y pinturas en las cavernas.
El trabajo de desenterrar e interpretar las huellas del hombre primitivo representa largos y penosos estudios de arqueólogos y otros expertos. El cuadro que ofrecen sus hallazgos, aunque con frecuencia incompleta, suministra pruebas suficientes del complejo proceso evolutivo que desembocó en la aparición de nuestra especie, el Homo Sapiens, que hoy día puebla el globo.
Nuestros antepasados más antiguos vivían de plantas alimenticias y de la caza, y sólo disponían de instrumentos de piedra para matar sus presas y preparar su sustento. Poco a poco, sin embargo, fueron reduciendo su dependencia de las fuerzas de la naturaleza gracias al pastoreo y al cultivo del suelo. El hombre dio otro gran paso hacia delante cuando aprendió a usar los metales y, con la introducción de esta nueva tecnología, el camino quedó preparado para las realizaciones de la civilización, tal como hoy la conocemos.

Orígenes del mundo.

Mucho antes de que surgieran los primeros antepasados del hombre la tierra que iba a heredar atravesó innumerables fases de desarrollo. Se formó 4,700 millones de años antes, al enfriarse una nube de gases incandescentes, convirtiéndose en un planeta con corteza sólida. Lluvias torrenciales que duraron 60,000 años formaron los océanos, y diversos periodos de gigantesca actividad volcánica modelaron una y otra vez las cordilleras. Transcurrieron millones de años antes de que la vida terrestre surgiera reptando del mar; pasaron otros millones de años hasta que empezó la gran era de los mamíferos de los cuales con el tiempo surgiría el hombre.
Un “caldo” de substancias químicas hizo habitable al planeta.
A mediados del siglo XVII James Ussher, arzobispo de Armagh, en Irlanda, declaró que Dios había creado la tierra en el año 4004 a. de c., asegurando que en la Biblia, se encontraban pruebas de ello. El doctor John Lightfood, vicerrector de la Universidad de Cambridge, añadió un interesante comentario a la teoría del arzobispo. “El hombre fue creado – dijo – el 23 de octubre del año 4004 a. de c., a las nueve de la mañana”.
Las ideas acerca de la creación constituyen una parte importante de la herencia cultural del mundo. El relato bíblico de un Dios que creó los cielos y la tierra en seis días y el séptimo descansó es una de las más arraigadas creencias con que el hombre, en distintas épocas y en diferentes partes del mundo, ha tratado de desentrañar el misterio del origen del planeta.
Ni siquiera los conocimientos científicos de los tiempos modernos han producido unanimidad de criterio acerca del origen exacto de la tierra y del sistema solar. Sin embargo se cree generalmente en la actualidad que el sistema solar empezó siendo una difusa masa de gases y polvo que giraba y se concentraba lentamente por la fuerza de la gravedad. El calor generado por este proceso produjo un pequeño sol que brillaba débilmente en el centro. De este sol se desprendió un disco plano de gases que giraba a su alrededor. En el interior de este disco se concentró el gas formando los planetas, mientras el sol se contraía y calentaba progresivamente. Cerca del Sol, los elementos más pesados se condensaron formando los planetas interiores, como la Tierra; más afuera, los átomos ligeros se condensaron a su vez, dando origen a los planetas exteriores.

Sesenta mil años de lluvia.
Lo más probable es que la Tierra empezara su carrera en forma de una masa de gases a una temperatura de 4.000 grados centígrados., casi igual a la del Sol. Hace unos 4.700 millones de años, se enfrió lo suficiente para que los gases se transformasen en líquidos y entonces, a 1.500 grados centígrados aparecieron por primera vez partículas sólidas de corteza, que flotaban sobre la Tierra en fusión. A 700 grados centígrados, la corteza tenía un espesor de unos 9 kilómetros y el enfriamiento se hizo más pausado. En torno a la tierra flotaba un denso velo de nubes formadas por partículas líquidas, debidas a la condensación de los gases.
Al descender la temperatura empezaron a caer gotas de lluvia. La llovizna no tardó en convertirse en un persistente aguacero que durante 60,000 años colmó los océanos y erosionó las tierras. Debido al agua, la temperatura del planeta descendió gradualmente hasta aproximarse a los veintitantos grados centígrados actuales. Finalmente hace unos 3.000 millones de años, cesaron las lluvias. Pero la tierra, en aquel lejano periodo, todavía no era un lugar habitable. La atmósfera constituida por dióxido de carbono, vapor de agua, metano y amoniaco, no protegía contra los rayos ultravioleta procedentes del Sol. La corteza todavía se curvaba y se plegaba cuando la lava volcánica surgía del interior. No existían plantas que adornasen las rocas desnudas, y los océanos eran simples extensiones de agua salada que ocupaban las depresiones de la tierra.
Sin embargo, estas circunstancias, al parecer poco propicias, contenían el germen de la vida. Cuando las radiaciones y las descargas eléctricas actúan sobre un medio semejante a la primitiva atmósfera terrestre, puede producirse una asombrosa serie de combinaciones químicas. De este modo se sintetizaron aminoácidos, ácido fórmico y urea que durante millones de años se disolvieron y acumularon en el mar, donde formaron un “caldo” de substancias químicas, sumamente complejo, que contenían todo lo necesario para la vida.
El comienzo de la vida
En este caldo de cultivo se combinaron casualmente las substancias químicas, incluidos los primeros ácidos nucleicos y proteínas, hasta formar moléculas complejas capaces de reproducirse. El verdadero comienzo de la vida se produjo cuando grandes cantidades de estas moléculas y otras más simples se combinaron formando diversas estructuras, dentro de una sola unidad capaz de reproducirse: la célula viva. Aquellas primeras células vivas. Como todas las células, estaban protegidas por una membrana a modo de piel. Durante otros 500 millones de años, aquellas células autónomas se dividieron en dos tipos, algas y bacterias, que constituyen respectivamente el origen de las plantas y animales, es decir, de todos los vivientes sobre la tierra.
Cuando las células alcanzaron cierto grado de complejidad, las radiaciones ultravioleta del sol dejaron de ser perjudiciales para la vida. Antes de que la evolución prosiguiese, la atmósfera se transformó por la liberación de oxigeno y la formación de ozono, que impide la filtración de la mayor parte de las radiaciones perniciosas del sol..
Los primeros productores de oxigeno fueron ciertas algas que contenían clorofila, molécula compleja que, por medio de un proceso conocido con el nombre de fotosíntesis, utiliza la luz solar como fuente de energía. La energía así producida convierte el agua y el dióxido de carbono de la atmósfera en azúcares que utilizan las plantas para su crecimiento, y en oxigeno que es devuelto al exterior. Casi todas las plantas obtienen la energía para su desarrollo por la fotosíntesis, a diferencia de los animales que se alimentan con otras formas de vida. Gradualmente el oxigeno empezó a inundar la atmósfera. En la parte más alta, el oxigeno normal se convirtió en ozono, creando una envoltura protectora bajo la cual se multiplicaron las formas de vida.
Las plantas arraigan en tierra.
Hace unos mil quinientos millones de años, los procesos descritos y otros semejantes empezaron a convertir la tierra en un planeta habitable, capaz de sustentar formas más complejas. Hace unos 1.200 millones de años existían organismos de más de una célula, y hace 450 millones de años, las primeras plantas marinas consiguieron arraigar en zonas secas. Unos 100 millones de años más tarde, los animales empezaron a invadir la tierra. La invasión fue dirigida por los anfibios, que empezaron siendo unos peces recubiertos de escamas y con aletas que utilizaban para arrastrarse de charco en charco. Desarrollaron pulmones para respirar y extremidades para arrastrarse; pero todavía necesitaban volver al agua para reproducirse.
A los anfibios siguieron, hace unos 325 millones de años, los primeros reptiles, mucho mejor dotados, tanto por su constitución como por su forma de reproducirse, que proliferaron en los continentes vírgenes, muy aptos para la vida. Además, como los huevos de los reptiles contienen reserva de agua, pueden ser depositados en tierra. En una gran explosión evolutiva se diferenciaron en diversas formas y llenaron los espacios que les fueron propicios. Al mismo tiempo surgieron los insectos: entre ellos las chinches y los escarabajos. El clima en aquel período, era cálido y seco: la mayor parte de la tierra constituía un semidesierto salpicado de oasis y pantanos, que obligo a los anfibios a volver a los mares y favoreció a los reptiles, entre ellos a los dinosaurios. El cielo hace 150 millones de años, era cruzado por pterodáctilos de aspecto correoso, cuyas alas tenían una envergadura que oscilaba entre unos centímetros y siete metros. Por la tierra vagaban los grandes dinosaurios: el brontosaurio, el estegosaurio y el tiranosaurio rex.
Eran estas las mayores y tal vez las más raras criaturas que jamás han existido. Se diría que aquellos colosos fueron dinastías malogradas, aunque deambularon sobre la tierra durante 100 millones de años, es decir, 50 veces más de lo que el hombre ha vivido hasta el presente.
Continentes en movimiento
Mientras acaecía todo esto, la tierra no se hallaba inactiva. Aunque el volumen total del agua de los mares no ha variado mucho, la extensión de los océanos se ha modificado con la sucesión de las épocas glaciales. Los continentes se han movido lentamente sobre el globo, como grandes barcos que flotasen en un jarabe, chocando a veces para producir nuevas cordilleras. Todavía se desplazan aunque con tal lentitud que los aparatos más sensibles apenas logran detectar su movimiento. Pero la geología es más paciente; un desplazamiento anual de media pulgada supone un movimiento de 130 kilómetros en 10 millones de años.
El fin de los dinosaurios
Hace unos 100 millones de años, los grandes reptiles ostentaban la primacía entre todos los vivientes del planeta. Sobrevivía aunque de manera precaria, otro grupo de animales llamados sinápsidos, unos reptiles de sangre fría con mandíbulas y cráneos de mamíferos que surgieron mucho antes que los dinosaurios, pero que aún no habían llegado a su completa evolución. Bruscamente, hace unos 70 millones de años, desaparecieron los dinosaurios; y los sinápsidos, que para entonces habían evolucionado hasta convertirse en los primitivos mamíferos, ocuparon el puesto de aquellos. Los reptiles sobrevivieron en pequeño número y dieron origen a los pájaros. Después de tan larga espera, los mamíferos estaban bien preparados para su importante etapa evolutiva. Eran más dúctiles que los reptiles y se adaptaron a casi todos los ambientes. Para responder a las condiciones más diversas desarrollaron un gran cerebro y dependían mucho tiempo de sus padres; las hembras de los mamíferos eran vivíparas y alimentaban a sus crías hasta que podían valerse por sí mismas.
Muchos de los mamíferos han dejado restos fósiles tan perfectos que permiten seguir su evolución con todo detalle. No así los primates que habitaban en los bosques: en este ambiente sus restos se cubrieron rara vez de sedimentos y dejaron por lo tanto escasos fósiles. Aparte del testimonio fragmentario de un mamífero de aspecto antropoide, llamado Ramapithecus que data de hace 14 millones de años, se abre un paréntesis en esta rama de la evolución hasta la aparición del Australopithecus hace unos 5 millones de años.
Tras las huellas de Darwin
Desde que Darwin escandalizó al mundo con su teoría de que los hombres y los monos tenían un antepasado común, los expertos han ido estudiando en lo posible los 70 millones de años que abarca la evolución del hombre. Primeramente, el grupo de mamíferos que se instaló en los bosques desarrolló miembros apropiados para trepar por los troncos de los árboles y balancearse de rama en rama. Sus extremidades delanteras se hicieron más flexibles que las garras y las zarpas de otros animales, permitiéndoles tomar frutos e insectos que constituían su alimento principal. Estos primates de los bosques se parecían más a las ardillas que a los hombres, y han llegado hasta nuestros tiempos representados por las musarañas, los tarsios y los lemures.
Otra evolución importante diferenció a estas criaturas de los bosques de los demás mamíferos. En tierra, los mamíferos sobrevivían valiéndose únicamente de la vista y del olfato; pero la vida en las copas de los árboles exigía mayor agilidad e inteligencia. En consecuencia, el cerebro de los primates de los bosques empezó a desarrollarse.
Hace unos 40 millones de años apareció una especie de primates que podían considerarse como los antepasados comunes de los grandes monos y los hombres de la teoría darwiniana. Un grupo de estos primates siguió habitando los bosques y de ellos descienden los diversos monos y chimpancés actuales. Pero otro grupo comenzó, hace unos 20 millones de años, a descender de los árboles – tal vez en la época en que los bosques disminuían y abundaban los alimentos a ras del suelo – y a vivir en campo abierto, más allá de las lindes de los bosques. A través de millones de años aquellas criaturas empezaron a caminar erectas; sus miembros posteriores se convirtieron en pies, mientras que los delanteros se transformaron en sensibles órganos táctiles, capaces de manipular objetos como palos y piedras en provecho propio.
África, probable cuna del hombre
Como las primeras huellas de criaturas antropoides, que se remontan a cinco millones de años, han sido encontradas en África, generalmente se admite que la raza humana tuvo su origen en este continente. Indudablemente, África ofrecía condiciones favorables para la evolución del hombre, por hallarse alejada de los grandes movimientos geológicos y glaciaciones que estremecían y moldeaban las masas terrestres septentrionales.
El hombre surgió antes de que empezara una gran época glacial, la primera de las acaecidas en los últimos 100 millones de años. A lo largo de la evolución del hombre, se sucedieron diversos períodos en que el hielo avanzó hacia el sur cubriendo la tierra, separados por otros en que el hielo retrocedió temporalmente. Las violentas fluctuaciones del clima modificaron profundamente la distribución de las especies vegetales y de los mamíferos, sobre todo en el hemisferio norte. Cuando el frío era más intenso, las flores alpinas, los renos y las zorras árticas se extendían por Europa. Pero cuando se fundían las capas de hielo, los hipopótamos nadaban en el Támesis y los leones llegaban hasta Yorkshire.
Algunos mamíferos se adaptaron convenientemente a las rigurosas condiciones climáticas, como el rinoceronte lanudo o el mamut, una especie de elefante cubierto de pelo. El hombre primitivo sobrevivió de manera diferente: no por medio de cambios biológicos, sino aprendiendo a usar el fuego para calentarse y alumbrarse, y a usar las pieles de los animales para vestirse. Aún así existieron períodos en que la supervivencia, al menos en las regiones septentrionales, se hizo difícil, y se produjeron migraciones a zonas más templadas. Finalmente, hace unos 10,000 años las capas glaciales se retiraron por última vez. Por entonces vivía el Homo sapiens, un ser humano mucho más perfecto, que disfrutó de aquellas favorables condiciones. La larga cuenta atrás hacia el hombre había concluido.
Un antepasado común. Hace 40 millones de años los primates, uno de los muchos grupos de mamíferos que surgieron por primera vez en la época de los dinosaurios, estaban divididos en numerosas ramas. Se cree que una de ellas fue la de un primate bosquimano que andaba a cuatro patas, y podría constituir el antepasado común de los actuales grandes monos.
.
El Ramapiteco. Hace 14 millones de años apareció un primate más evolucionado. Sus restos hallados en las colinas de Siwalik en la India, pertenecen probablemente al ser más antiguo entre los conocidos como predecesores directos del hombre. En África se han encontrado vestigios de otra criatura semejante. El Ramapiteco se mantenía en posición vertical.
Con un cerebro más desarrollado y unos miembros delanteros más perfeccionados. El Ramapiteco podía servirse de estacas y piedras para cometidos simples, tales como el de atemorizar a sus atacantes.
.
El Australopiteco. Este gran mono antropoide vivió en África oriental y meridional hace unos cinco millones de años. Su cerebro no era mayor que el de los simios actuales, pero caminaba erguido y probablemente utilizaba herramientas. Estas primitivas herramientas eran instrumentos rudimentarios: huesos de los animales que comían o guijarros afilados.
.
El hombre 1470. Hace unos dos millones de años, el hombre 1470 coincidente algún tiempo con el Australopiteco, surgió en África oriental. Deambulaba erguido y poseía un cerebro más evolucionado que cualquiera de los otros grandes monos. Fue probablemente quien realizó las primeras herramientas humanas – golpeando una lasca para afilarla.
.
Homo erectus. El más antiguo representante del género Homo, generalmente aceptado, se extendía por Asia, África y Europa. Utilizaba el fuego y cazaba animales de gran tamaño. En África el Homo erectus fabricó sencillas hachas de mano; pero esta habilidad no llego al sudeste de Asia, donde se realizaban instrumentos muy primitivos.
.
Homo sapiens. En Swanscombe (Inglaterra) y en Steinheim (Alemania) se han encontrado fósiles que sugieren que la especie humana se remonta a una antigüedad de unos 250,000 años; sus cráneos se parecen mucho a los nuestros. Las hachas de mano de ese período, ejecutadas en Europa, África y Asia oriental, resultan más perfectas y eficaces.
.
El hombre de Neandertal. Cuando los glaciares avanzaban hacia el sur por última vez, Europa era el asiento de los hombres de Neandertal, variante del Homo sapiens que no ha sobrevivido. El hombre de Neandertal fabricó raederas de pedernal y puntas de flecha, utilizando lascas.
.
El hombre moderno. El Homo sapiens, nuestra propia subespecie, se desarrolló probablemente fuera de Europa; pero en Francia han aparecido restos suyos muy antiguos que datan de hace 35,000 años, sus utensilios eran un arpón de cuerno y una raedera de pedernal, una punta de proyectil y una lesna de doble punta.
Relación de hechos en el “viejo continente” – sin embargo en esta relación deberemos de tomar en cuenta lo que también sucedía en nuestra – muchos años después – “descubierta” América, de esta parte del mundo tenemos una gran cantidad de hechos, relatos, relaciones, logros, realizaciones, pueblos que dejaron constancia de su estancia en nuestro mundo, de todos ellos iniciaremos un breve recorrido por la raza Náhuatl que habitó y habita aún dentro de nosotros, digna de mención por su importancia es igualmente la raza Maya, pueblo agricultor cuyos orígenes se remontan al siglo XV a.c., construyen inmensas pirámides e inventan un calendario.
Cosmogonía del pueblo Azteca.

El pueblo azteca último en llegar al valle del Anáhuac, lleva 7 siglos de peregrinar en busca de la señal otorgada por el poderoso Dios Huitzilopochtli para el establecimiento de la ciudad que se enseñoreará de todo el valle, pueblo nómada, guerrero y sangriento. La tribu invasora llega miserable, cansada y hambrienta, pero es tal la fiereza de sus guerreros, que a su paso van dejando una estela de humo y de cadáveres. Nada ni nadie puede detenerlos en su avasalladora marcha hacia el sur; ni las altas sierras ni los estrechos desfiladeros, ni los guerreros más valientes de todas las tribus que se oponen a su paso, han logrado contenerlos. Al avance de la horda bárbara, todos huyen en desbandada, impotentes ante su furor y su impiedad, pues que los crueles invasores no respetan ni sexo, ni edad, ni condición.
¡Ay del que caiga vivo en sus manos, que bien saben el terrible final que les espera en manos de los impíos sacerdotes aztecas, que les abrirán el pecho y les arrancarán el palpitante corazón para ofrecerlo en holocausto al monstruoso y trágico ídolo que llaman Huitzilopochtli.

La orgullosa tribu azteca llegó por fin a Chapultepec al frente del anciano sacerdote Tenoch, el cual levanta los brazos al cielo y se dispone a hablarles:
Tenoch - Nobles y esforzados guerreros mexica: Vuestro Gran Protector, nuestro guía a través de los desiertos o de los pueblos enemigos, ha hecho brotar para mí su palabra tronante y luminosa, rayo que es trueno, relámpago que es luz. Y así me dijo: “Que mi tribu no gima ya por sus miserias, pues quiero asentar en estas hermosas lagunas los reales de los míos; quiero que bajo las gratas sombras de estos hermosos árboles festejen los faustos sucesos del fin de nuestra peregrinación y que para conmemorar el nuevo ciclo que va a principiar, y para despedir al que fenece, se levanten en lo alto del cerro pirámides de corazones calientes y humeantes aún. Y así los nietos de los guerreros que aporten las víctimas, serán poderosos y señores de todo el Anáhuac y de los pueblos y señoríos que no acaten su voluntad”.
Tenoch, continúa hablando:
¡Guerreros mexica, ya oís la orden divina!
“Tú noble príncipe Huitzilihuitl, que eres nieto del Gran Rey de Tzompango, favorito de nuestro Dios, alistarás a los jóvenes más rudos y tenaces en el combatir y al frente de la sagrada hueste irás a recorrer las cercanías del bosque en son de guerra, de la santa guerra que necesitamos hacer para conmemorar las fiestas del fuego nuevo en la cima del cerro, para alimentar la sacra hoguera de la pirámide de corazones ardientes y humeantes... ¡Huitzilihuitl, eres el caudillo de la tribu mexica!”

Xoxipan, la amante esposa de Huitzilihuitl, mujer de gran energía y valiente como el que más de los guerreros mexica, se acercó a éste para decirle:

“Hemos llegado al final de nuestra peregrinación y según lo dicho por nuestro Sumo Sacerdote, aquí debemos sentar nuestros reales. Ahora toca a nosotros engrandecer la raza mexica para que llegue a ser la más poderosa de todas las de la tierra, más temo que no podamos llevarlo a cabo ya que puede extinguirse por la falta de mujeres que conciban guerreros vigorosos y valientes que defiendan su poderío.
Huitzilihuitl - ¿Y qué hemos de hacer para ello, amada Xoxipan? – Aconséjame tú, que eres sabia y tanto amas a nuestro pueblo.
Xoxipan – Todas mis compañeras están débiles por la larga marcha y son muchas las que han quedado en el camino. Necesitamos mujeres fuertes y abnegadas que den hijos al pueblo mexica. Allí...
– su diestra se extendió abarcando el valle y los lagos azules que se perdían en la lejanía –
- hay muchas mujeres que serán las madres de nuestros futuros guerreros.
Huitzilihuitl – Iremos a buscarlas.

– Los señores de Atzcapotzalco, Xaltocan y Acolhuacán, alarmados ante la presencia de las hordas bárbaras, formaron una alianza para combatir a los invasores, y hallábanse celebrando consejo cierta noche, cuando éstos cayeron de improviso sobre las descuidadas huestes de los tepanecos – que así se llamaban los moradores del valle – arrasando sus xacalli y apoderándose de todos los que no tuvieron tiempo de escapar o quedaron muertos bajo las formidables macanas.
Las hordas mexica regresaron triunfantes a Chapultepec, conduciendo tres mil hombres y mil setecientas mujeres – entre estas se hallaba la bellísima Xochipapalotl, princesa chichimeca prometida a un hijo de Coxcox, señor de Atzcapotzalco.
El caudillo Huitzilihuitl quedó prendado de ella y la requirió en amores, pero la altiva princesa permaneció muda ante la feroz pasión del guerrero.
En cambio, las otras mujeres raptadas, de grado o por fuerza, aceptaron tener por dueños a aquellos valientes mexica que a través de los siglos continuaban su avance triunfal hacia su soberbio destino de dominación.


EL ORIGEN DEL MUNDO


1. Cuentan que Aquel que todo lo hace quiso forjar su obra maestra y así formó al hombre labrando la figura humana con barro húmedo y con heno verde. El barro se convirtió en carne y el heno verde, se endureció hasta convertirse en huesos. Con el soplo divino y el calor del Sol, la estatua tomó forma y vida y la Luz le infundió su espíritu.
Y aquella figura con vida y con alma, aquel Primer Hombre, comenzó a andar solitario por la tierra, hasta que cierto día de él mismo nació la mujer, que dentro de él estaba, y que salió por uno de sus costados.
Fue así como el hombre rojo tuvo una compañera que le entendía sus palabras y que amorosamente compartiera su soledad. Y de la unión de aquellos dos seres nacieron hijos que comenzaron a poblar la tierra.
2. Cuentan las gentes, por lo que oyeron decir a sus antepasados, que cuatro enormes gigantes sostienen con sus grandes brazos el techo azul de la tierra. Son los bacabes. Uno de ellos es de color rojo, como los hombres que pueblan el Mayab, y trae las lluvias benefactoras que germinan las simientes en el vientre de la tierra y enciende la llama del amor en el pecho de los enamorados.
Otro de amarillo color, hace musitar en las bocas de los hombres la oración hacia Aquel que todo lo creó y propaga el amor y la paz entre los semejantes.
El tercer bacab es blanco como la nieve; su voz es potente como el viento que viene del norte y anima a los guerreros en las batallas.
Por último, el cuarto bacab es negro, color del Mal, y es quien trae las tinieblas y las enfermedades y todas las desgracias que sufren los hombres en la tierra.
Y dicen que los cuatro gigantes luchan constantemente entre sí, disputándose el gobierno de los hombres rojos, y según el que vence es el que manda. Y así los días transcurren felices cuando guían a los hombres los bacabes de rojo o amarillo color, y son desdichados y funestos cuando rigen los destinos del pueblo los de blanca o de negra piel.
3. El hombre rojo vivía feliz sobre la faz de la tierra. Porque aquél que todo lo puede así lo había dispuesto, reinaba en el agua, en el aire, en el fuego y en la tierra. Su vida era tranquila y en su pecho palpitaba el amor para sus semejantes.
Pero llegó un día en que el espíritu del Mal anidó en su corazón. El odio y la envidia hallaron cobijo en la que fue hasta entonces la pura rosa encarnada de su pecho. La clara luz de su inteligencia se opacó entre las tinieblas de la maldad. A la Felicidad sucedió el Dolor; a la Paz, la cruenta Guerra, con su cohorte de ruindades y miseria.
Y así fue como el Poder que lo había creado, avergonzado de su obra, castigo al hombre rojo con los mismos elementos que este antes dominaba.
Como primera advertencia a su maldad, desencadeno todos los vientos del mundo que arrasaron la tierra toda. Pero el hombre rojo no quiso ver en ello la cólera de su Creador y siguió por su mal camino.
Esta vez toco al fuego su obra devastadora y las plantas que le daban vida y los árboles que le ofrecían grata sombra se retorcieron entre las llamas crepitantes y todo verdor acabo en el mundo. Y el hombre rojo no quiso comprender el castigo que se le enviaba.
Y he aquí que cierto día oyó unos terribles truenos que surgían de las entrañas de la tierra y de pronto las mas altas montañas comenzaron a desmoronarse y los valles a abrirse en profundas simas sepultando los pueblos que se habían apartado de Aquel que todo lo hizo y todo lo puede. Y el hombre rojo que había perdido la Luz y el Espíritu, alejábase más y más de su Sabio Conductor.
Fue entonces cuando Él quiso acabar para siempre con el hombre rojo y este vio con espanto como los ríos se salían de madre y las aguas turbulentas inundaban los valles y se convertían en mares que se tragaban sus pueblos y todas sus maravillas.
Y de la gran Tol-Lan, que tenia siete puertas de oro macizo, y de otras mil ciudades no quedó el menor vestigio.
Y el hombre rojo, hecho de barro al fin, se disolvió entre las furiosas aguas.
4. Pero la cólera de Él no llego hasta las tierras del Mayab, porque ahí vivían hombres buenos y justos que le adoraban y cumplían los preceptos que los sabios y puros habían escrito en las piedras y en los libros llenos de virtud.
Y así, todas las tierras desaparecieron bajo las aguas, todas aquellas tierras donde moraban los hombres malos, menos el Mayab.
Muy pocos de los hombres rojos que vivían en los lugares adonde llego el castigo pudieron salvarse, y así ocurrió porque eran buenos; y fueron a refugiarse en las ciudades santas de Itzmal y de Chichen-Itza, donde recibieron hospitalidad ofreciendo a cambio los dones de su sabiduría.
5. El Señor Zamná regia los destinos del gran pueblo del Mayab. Todos lo querían y veneraban, porque era un hombre sabio y justo. No faltaban quienes dijeran que era reflejo de la Luz de Arriba enviada por Él para guiar a las gentes por la senda del amor y de la virtud.
Sabíase que había llegado a aquellas tierras desde el mar y fundo la ciudad santa de Itzmal, donde hallaron albergue los Itzaes, que quiere decir “hombres santos”.
El Señor Zamná enseño a su pueblo muchas cosas que ignoraban, les repartió tierras enseñándoles a cultivarlas y les dio a conocer la existencia de Aquél que todo lo había hecho, al que debían adorar como Autor de todo lo existente.
Y fue así como los Itzaes, laboriosos y dignos, fueron los únicos que se salvaron de la terrible cólera celeste.
Estas y otras muchas cosas grandes sucedieron en las tierras que poblaban los hombres rojos y que han llegado a nosotros a través de la bruma de los tiempos, tal vez difuminada por el olvido o realzadas por la imaginación, pero todas ellas con un fondo de verdad…


Bella historia de nosotros – “nuestros antepasados” – que vivieron en el territorio que hoy orgullosamente llamamos “MÉXICO” – en honor de esa raza “Chichimeca” que llega al Valle de las siete lagunas, parte del altiplano, y recibe como herencia la cultura “Tolteca”, asimilándola a la propia y transformando su entorno hasta convertirla en una de las más hermosas del mundo prehispánico. Ello es lo que mueve a conocer nuestras raíces – tan poco apreciadas por nosotros mismos, y muchas veces muy apreciadas por extranjeros que llegan al país y descubren su grandeza, por esto lo subo a mi página para tratar de dar a conocer un tanto el contenido de esas raíces que nos sustentan y conforman lo que debemos ser.

Al anicio escribo que el libro que me llevó a escribir esta historia es uno de los mejores libros que han pasado por mi mente – “La Historia más bella del mundo” – ojalá que encuentre muchas mentes más que la continuen construyendo – es la ambición… y como escribo en muchas ocasiones… “Esta historia debe continuar…”
Adolfo Zúñiga García.

martes, 11 de enero de 2011

POTENCIALIDADES...


Hola mundo... Bienvenido nuevo año 2011 - Esperemos con renovada Fe el continuar en la brega cotidiana, luchando y tratando de construir un mejor futuro que nos lleve a desarrollar las:
"POTENCIALIDADES DEL SER"

Me encantaría comentarles que… algunas veces me embarga la angustia al recordar la vida de las personas comunes en el transcurrir del tiempo que nos toca vivir, somos una gran cantidad de ellas las que pensamos en los porqué, los para qué, los con qué, los cómo, con quién, de la vida – todo este pensamiento, es tratar de descifrar los problemas que encontramos a cada paso en este, a veces, largo peregrinar por los confines del cosmos de cada uno de los que viajamos, con el conocimiento y muchas veces sin el.

Los “pensantes” – los “No pensantes” – dos tipos muy diferentes en su interior, pues el exterior rara vez nos indica lo que sucede dentro de la persona, los pensamientos son algo intimo, la mayoría de las veces secreto… algunas veces son pensamientos buenos, nobles, grandiosos, hermosos; pero no siempre sucede de esa manera… muy desgraciadamente…

La vida dignamente vivida; satisfactoriamente vivida, honorablemente vivida, nos otorga los mismos atributos de dignidad, satisfacción y honorabilidad, deberemos suponer que lo contrario a este principio nos otorga lo contrario; dicho de otro modo, si la persona tiene dentro de su pensamiento crueldad, tortura, maldad, vicio, soberbia, lujuria, ira, gula, envidia, avaricia, pereza – entonces esa “persona”, de acuerdo al principio escrito en el inicio del párrafo, será irremisiblemente dotada de los mismos atributos que posea en su interior, “cruel” – “torturador” – “malo” – “vicioso” – “soberbio” – “lujurioso” – “colérico” – “tragón” – “envidioso” – “acaparador”… y para acabarla de amolar… “flojo”.

¿Habrá en toda la naturaleza alguien que con el conocimiento de este principio, sea un buscador de los atributos señalados en la anterior descripción?... ¿Habrá alguien que con premeditación, alevosía y ventaja – por utilizar los agravantes de la ley – sea su fin último ser de esa clase de “personas”? – si esto es lo que producen ellos, entonces la explicación de los por qué estamos como estamos, viviendo rodeados de incertidumbre, incomprensión, injusticia, maldad y tantos y muchos más adjetivos como los descritos.

Increíblemente la mente – parte integral del Ser, escasamente explorada… y conocida solamente por expertos, es desconocida por las “masas”, a quienes la reflexión sobre nuestro destino; a lo que realmente venimos a estas tierras, les es ajeno, no importante ni trascendente, vivimos porque si, porque aquí estamos, algunas veces sin saber cómo, mucho menos para qué.

Armonía dentro de nuestro universo, cosmos, naturaleza, en todo lo que existe, es el fin último, de cada uno de los seres que conformamos el entorno que nos toca disfrutar, amar, y cuidar para que nuestros descendientes y ascendentes tengamos por nuestro orgullo y fin.

La potencialidad de toda esta historia se encuentra dentro de nosotros mismos, es la mente la que deberemos educar, alimentar, conservar, y con ella lograr que nuestra historia tenga una verdadera razón de ser… lo descrito en el papel parece fácil, pero en la práctica de los atributos del bien es en donde encontramos una verdadera epopeya, fruto de muy distinguidas personas que poseen la dicha del buen vivir.

La mayoría de las personas reconocemos el bien – también el mal – no obstante la práctica de los bienes de la vida se encuentra reservada solamente para unos cuantos; y no estoy escribiendo sobre la posesión de los recursos económicos – muy necesarios en todos los momentos de la vida – pues no es un recurso abundante entre los habitantes de este rechoncho hábitat, es abundante solamente para unos cuantos ¿afortunados?... esto no lo sé de cierto, pero lo que si sé es que no necesariamente la posesión de los mismos produce felicidad, es casi generalmente al contrario – estoy tratando de hacer notar que el bienestar, la armonía y en general lo que se puede considerar “bienes”, estos se encuentran en las cosas – a veces muy pequeñas – como la sonrisa de un bebé, o su “puchero”, su llanto, su mirada, sus pequeñas caricias al tomarte la cara, el bigote, la nariz, los ojos; en los “sentidos”, como la vista, el olfato, el tacto, el oído, el gusto y los demás que por desgracia olvidamos que los tenemos, como la “telepatía”, “telequinesia”, “tele transportación molecular”, etcétera, (se encuentran vestigios de 11 sentidos que la humanidad poseía; y que por el momento no es la intención hacer relato de ellos), las cosas grandes como el recibir la energía de nuestro astro rey, la sensación de recibir la brisa en el rostro, el viento, la toma de oxigeno – (que producen las plantas por medio de la fotosíntesis y que tan poco caso hacemos de dicho proceso, pues si este dejara de hacerse, sencillamente desapareceríamos como especie), son estas las verdaderas maravillas que casi nunca tomamos en serio, pues las vemos como algo “dado”, casi como una obligación de la naturaleza; es el caso de que el hacer del hombre con poco pensamiento, con desidia, con insana satisfacción, estamos provocando que con los procesos que llevamos a cabo, estemos llenando nuestro lugar de todas esas, no aptas para la vida, ruinas, descuidos, basuras, contaminantes… parecemos como el Rey Midas; él todo lo que tocaba lo convertía en oro, nosotros todo lo que tocamos lo convertimos en contaminante, de tal manera que a inicios del siglo XXI, nos topamos de lleno con que nuestro aire, el agua, la tierra, y hasta el fuego, todo lo tenemos “contaminado”, y sin haber visitado nunca el significado de dicha palabra continuamos con el afán de seguirlo haciendo… creo que vale la pena que por el momento visitemos el diccionario para conocer lo que significa dicha palabra:

Contaminar v. t. “Alterar nocivamente una sustancia u organismo por efecto de residuos procedentes de la actividad humana o por la presencia de determinados gérmenes microbianos (ú. t. c. r.) || Ensuciar, manchar.|| contagiar || fig. Corromper, viciar. | pervertir, corromper (ú. t. c. r.).

Somos en una gran parte contaminadores de todo lo que por nuestras manitas pasa, y muchas veces ni siquiera lo hacemos (el tocar), y sin embargo, manchamos, contagiamos, ensuciamos a todo y a todos, con los mismos cuestionamientos descritos página arriba, ¿nuestra mente es ajena a la acción de contaminar? – habrá que pensarlo muy bien, pues si revisamos esos [“íntimos”, “secretos”], pensamientos que cada uno tenemos – cuando los tenemos – nos sorprenderemos del resultado de dicha revisión…

Si continuamos con el proceso de los cuestionamientos, ¿cuál será el resultado de procurarnos “buenos pensamientos”.? – si a partir de que obtengo conocimiento de la acción “mala”, me procuro una verdadera transformación hacia el “bien”, cual es la concepción que poseo de dicha palabra, una vez más visitaremos el diccionario para obtener su significado:

BIEN – m. (del latín bene, bien). Valor supremo de la moral: la idea del bien debe regir nuestros actos. || Aquello que se considera como fin de todas las cosas: el bien supremo. || Aquello que la moral enseña que se ha de hacer: discernir el bien del mal. || Lo que es conforme al deber: ser hombre de bien. || utilidad, beneficio: el bien de la patria. || Aquello que se hace objeto de un derecho o de una obligación: bien patrimonial. || Hacienda, caudal: hombre de pocos bienes. || Bienes muebles, los que pueden trasladarse. || Bienes inmuebles o raíces, los que no pueden trasladarse. || Bienes gananciales, los que adquieren los cónyuges durante el matrimonio. || Bienes mostrencos, los que carecen de dueño conocido. || Bienes de la tierra, producciones del suelo. || Bienes eternos, el cielo. || Fig. Bienes del cuerpo, la salud. || Bienes del alma, la virtud. || - PROV. No hay bien ni mal que cien años dure, no debe desesperarse nunca. || No hay mal que por bien no venga, hay que aprovechar todos los sucesos. || Haz bien y no mires a quién, se debe hacer el bien sin discernir de personas. || - ADV. m. Según es debido: Pedro lo hace todo bien. || Con gusto, de buena gana: bien accedería a tu súplica. || Sin inconveniente o dificultad: bien se puede hacer esta labor en un día. || Bastante o mucho: bien hemos caminado hoy. || Próximamente: bien tendrá cincuenta años. || Condescendencia, asentimiento: ¿Vienes conmigo? Bien. || De una forma u otra: te avisaré bien por teléfono o bien por carta. || Bien que, loc. conj., aunque. || Si bien, loc. Conj., aunque. || Tener a bien, estimar justo o conveniente. || Hacer bien: socorrer, beneficiar. || Y bien, exp. que indica extrañeza o admiración: Y bien, ¿Qué sucedió? || A bien que, puesto que. || No bien, tan pronto como. || - Adj. Gente bien, personas decentes acomodadas.

¿Será acaso lo enorme de su significado la razón por la que tan poco caso hacemos de esta gran palabra? Cuatro letras sencillas encierran todo un enorme significado que la humanidad debiera tener presente en todos los actos que la cotidianeidad envuelve, revuelve y así sin o con un fin determinado, nos lleve a ser mejores personas, genuinas personas que busquen el “Bien supremo”.

Si todos reconocemos a la persona que “bien”, trabaja, piensa, come, viste, platica, cuenta, vive, ama, respeta, descansa, lucha, sobrevive, cuida, protege, aconseja, visita,… ¿Cuál será la razón por la que no nos “contamina” de su Ser?, ¿Porqué nos aferramos a continuar siendo lo que no queremos ser?, ¿Qué será lo que necesitamos para efectuar el cambio que se requiere?, ¿Qué tanto tiempo deberemos seguir esperando, para tener la humanidad que “debemos” construir? – solamente el tiempo nos lo dirá… estoy seguro que llegará ese gran día, mientras tanto continuemos en la brega por ello, pero ahora con mucho mejor ahínco, con renovados bríos, con un fin determinado – “La búsqueda del - B I E N”.

Serán las generaciones venideras las que tengan que efectuar una lucha mejor dirigida, o encausada en esta búsqueda que al fin llegará, y estará en posesión de los hombres y mujeres del mañana… ¡oremos por que así sea!


Esta historia debe continuar…