lunes, 13 de septiembre de 2010

Alimento chatarra?...¡!¡!FUERA.¡!¡!

Hoy 23 de agosto de 2010, en el Diario Oficial de la Federación se publica un documento con el siguiente título: “LINEAMIENTOS GENERALES PARA EL EXPENDIO O DISTRIBUCIÓN DE ALIMENTOS Y BEBIDAS EN LOS ESTABLECIMIENTOS DE CONSUMO ESCOLAR DE LOS PLANTELES DE LA EDUCACIÓN BÁSICA”.

¡Vaya, ya se les estaba haciendo “tarde”! – El Señor Secretario de Educación, junto con El Secretarío de Salud de éste nuestro hermoso país, firman el mencionado documento, el cual viene a poner un poco de orden en la vida alimentaria de nuestro pueblo taquero, callejero, despreocupado y mal alimentado por ya décadas.

En este lapso de tiempo, nuestras autoridades han autorizado a los “industriales” – le lleven a la barriga del mexicano, todo lo que se les ha ocurrido, desde la coca cola, hasta conservadores no aptos para el consumo humano, y no autorizados en otros países… con alegría en México se – “hacía” – Ojalá… todo lo que en sus mentes se concebía – convenía… los resultados de lo anterior, no tardaron mucho en aparecer en la figura de las personas – y ahora en las pequeñas figuritas de nuestros niños, con un no honroso primer lugar a nivel mundial en obesidad infantil, sin faltar la terrible enfermedad – primer causa de muerte en nuestro país – Diabetes en su carácter de Infantil… así como se “oye”, al día de hoy, ya se ha instalado en nuestras instituciones educativas del nivel básico, esta enfermedad, anteriormente considerada de “VIEJITOS”.

Los maestros, me pregunto: ¿Estamos preparados para atender a un 40% de los alumnos de la educación básica con la enfermedad – ahora de “NIÑOS”? – la respuesta se encuentra condicionada a un porciento demasiado pequeño de Profesionales de la educación comprometidos con la docencia, sus alumnos y los padres de estos… mismos que están complicados en el problema – debido a que es en la casa donde se “Enseña”, lo que generalmente llevamos a la boca y nos provoca ese binomio llamado “SALUD – ENFERMEDAD” que es hasta el día de hoy en que parece que es en serio que el Sistema Educativo está retomando en beneficio de todos los integrantes de la sociedad mexicana, y es que en realidad el tema que nos ocupa, ya se encuentra desde la tan cacareada “Reforma Educativa” – 1989 – 1993, inserto en Planes y Programas, el por qué no tuvo el efecto programado, ese sería un tema aparte, lo que se prevee es que a partir del año entrante ya se cuenta con esos Lineamientos que tratarán de transformar el panorama deprimente que existe en nuestro cotidiano ambiente social.

Un pueblo sin educación – cuenta la leyenda – siempre será un pueblo sujeto de carencias, creador de regímenes políticos corruptos, de instituciones públicas que no pueden beneficiar a nadie distinto de la clase en el poder, dejando por tanto a las clases desposeídas en – dicen los abogados – “completo estado de indefensión”.

Los maestros tienen en el documento que señalo como título al presente ensayo, un verdadero instrumento para sentar las bases educativas que necesitamos – primero conocer, y enseguida aplicar en nuestros día a día alimentos, mismos que deben tener las características de “nutrimento” – acción y efecto de nutrir, substancia de los alimentos, dicho en palabras corrientes, “No más substancias chatarra en los organismos de los pequeños de la educación básica” – fuera de los hábitos comunes de las personas – grandes y pequeñas – ese MAL HÁBITO, nos queda a los maestros la enseñanza de adquirir – “transformar” – esas costumbres por otras más sanas, mismas que otorgarán a los pequeños, de armas para mejor aprender, hacer, vivir, convivir, oír, hablar, leer; Etc.

c. Acceso y disponibilidad de alimentos y bebidas saludables en las escuelas
El acceso y disponibilidad de alimentos y bebidas saludables en las escuelas es responsabilidad del sector educativo y de salud, así como de la sociedad en general. Cerciorarse y vigilar que en cada escuela se promueva la ingesta de alimentos y bebidas saludables que disminuyan el riesgo de obesidad, el sobrepeso y la mala nutrición es una tarea prioritaria.
Tanto la desnutrición como el sobrepeso y la obesidad afectan el crecimiento y desarrollo de los niños y los adolescentes, así como su autoestima. Además, la desnutrición los hace más susceptibles de contraer enfermedades y aumenta el riesgo de muerte, mientras que el sobrepeso y la obesidad contribuyen a desarrollar diabetes, problemas cardiovasculares, cáncer, depresión o problemas musculares y articulares, fragilidad en los huesos, hipertensión arterial y altos niveles de colesterol desde la adolescencia y en la edad adulta. Los alumnos se exponen a la ingesta frecuente y continua de alimentos de bajo valor nutritivo y con alto contenido de calorías, de grasas saturadas, azúcares y sal dentro de la escuela y desde la propia dieta familiar, en la que la cultura y los hábitos o tradiciones alimentarias frecuentemente se basan en conocimientos adquiridos por experiencias y costumbres de cada comunidad, así como por el poder adquisitivo de las familias y disponibilidad de ciertos alimentos. Estos conocimientos y costumbres se aplican y transmiten de madres a hijos y van desde la manera en que seleccionan y preparan los alimentos hasta la forma en que se consumen. Dentro de los hábitos alimenticios de la familia influyen los siguientes factores: • El lugar geográfico en donde se vive (vegetación, clima, etcétera). • La disponibilidad de alimentos y bebidas en la región. • Las diversas experiencias y costumbres presentes en cada comunidad. • La promoción de alimentos mediante mercadotecnia y publicidad. • La información que tienen las familias sobre los componentes de una dieta correcta. Corresponde a los directivos y docentes consolidar prácticas educativas que afronten y contrarresten los ambientes obesigénicos (entornos que favorecen, alientan o motivan el consumo de una dieta alta en calorías, rica en azúcares y grasas saturadas y el sedentarismo) con mayores posibilidades de éxito. Por lo tanto, es necesario regular el funcionamiento de los establecimientos de consumo escolar en las escuelas de educación básica, para contribuir a lograr propósitos relativos al cuidado de la salud de la comunidad escolar. Lo anterior, a partir de la regulación que al efecto emitan la autoridad educativa y la de salud. La regulación de los establecimientos de consumo escolar partirá de lo que se establece en la Norma Oficial Mexicana (NOM 043-SSA2-2005) “Servicios básicos para la salud”, la cual establece los criterios que se deben seguir para orientar a la población en materia de alimentación, siendo de observancia obligatoria para las personas e instituciones que ejerzan actividades de orientación alimentaria, tanto de los actores públicos como privados. Para ello, establece que se deberán llevar a cabo acciones de educación para la salud, participación social y comunicación educativa. Como criterios generales de la alimentación, la NOM 043-SSA2-2005 clasifica los alimentos en tres grupos de acuerdo a los nutrimentos que contienen en mayor cantidad: Grupo I. Verduras y Frutas. Grupo II. Cereales y Tubérculos y Grupo III. Leguminosas y alimentos de origen animal. La relevancia de estas disposiciones radica en que sirven de base o punto referencial en el contexto escolar, para el desarrollo de aquellas acciones encaminadas a la buena alimentación y el consumo de refrigerios. El aprendizaje y desarrollo de prácticas saludables, que se pretenden fomentar y lograr mediante las acciones del presente componente del Programa de Acción, se fortalecen con el papel que desempeñan los actores educativos y los padres de familia; así como el de los responsables de los establecimientos de consumo escolar al ofrecer productos variados , donde se permita a los alumnos elegir los alimentos y guiarlos para lograr una combinación de alto valor nutricional que favorezca su salud, además de brindarles mejores oportunidades y condiciones para su desempeño escolar. Los beneficios en la salud individual y social serán evidentes en tanto los directivos, docentes, alumnos y padres de familia estén informados con suficiencia, participen en la toma de decisiones para poner a disposición de los alumnos un conjunto de alimentos nutritivos, tomen en cuenta factores de higiene adecuados, tengan a su disposición agua simple potable y lleven a cabo acciones de orientación alimentaria. Los establecimientos que expenden productos alimenticios en las escuelas deben convertirse en espacios educativos que brinden la oportunidad de practicar lo aprendido en educación para la salud y sobre alimentación saludable, donde las prácticas estén estrechamente ligadas con los fines de la educación básica al permitir que los estudiantes desarrollen las competencias necesarias para buscar una vida individual y social saludable. Con una clara y adecuada regulación y una administración efectiva, estos espacios representan un gran potencial para favorecer el logro de los propósitos educativos, referidos a que los alumnos lleven a cabo prácticas para una sana alimentación, de ayuda mutua, colaboración y responsabilidad en tareas de beneficio individual y colectivo. Por ello, es necesario que todos los actores integrantes de la comunidad educativa: • Tengan presente que dentro de la escuela se pretende adquirir conocimientos y hábitos que de modo contundente contribuyan a prevenir y mitigar el problema de la obesidad y que, por otro lado, fuera de la escuela se promueva la moderación en la cantidad de alimentos consumidos, la óptima combinación de alimentos y la activación física. • Desarrollen competencias con relación a la alimentación correcta, mediante la identificación de las causas que inciden para lograrlo, a fin de contar con una alimentación balanceada y tener prácticas alimenticias saludables. • Promuevan la participación social de las autoridades locales, grupos sociales, Consejos Escolares de Participación Social, para que se regule la oferta de alimentos en la escuela y el entorno. • Cuenten con el acceso a los servicios de salud para referir a quienes presenten problemas de nutrición y garanticen que todos los integrantes de la comunidad escolar cuenten con la Cartilla Nacional de Salud que permita llevar un registro de la vigilancia nutricional, así como de su peso y talla.

Por todo esto – parece que ahora si va en serio el tema educativo – con la aceptación de los integrantes de las comunidades educativas de nuestro país, ya no será utopico hablar de que se avisora en la distancia un mejor México, una juventud con las competencias básicas – y por qué no, también con competencias superiores del conocimiento, poseedores de herramientas para transformar nuestra precaria situación en todos los órdenes, iniciando como es de suponer con el ejemplo que los profesionales de la educación debemos dar… al tiempo, solamente este elemento dará respuesta clara si nos transformamos o continuamos en las mismas…

Adolfo Zúñiga García,
Docente del Centro de Actualización del Magisterio
Lagos de Moreno, Jalisco.