martes, 15 de marzo de 2011

EQUILIBRIO MENTE - CUERPO.


Hola, el día de hoy Viernes 11 de Marzo de 2011, estoy ocupado en la preparación del curso que en unos días impartiré a maestros en actualización. El curso en cuestión se llama: “Formación cívica y ética III” – trata sobre un tema muy candente y actual – “La violencia en la escuela, y en la sociedad en general” – para iniciar con este escabrozo tema, estoy trabajando en la preparación que todo docente debe tener para el abordaje de este espinoso tema:

Este curso es una propuesta de trabajo que se enmarca en el Sistema Nacional de Formación Continua, en el cual se asume que los profesores (as) deben ser “Profesionales de la educación capaces de fortalecer las habilidades intelectuales de los alumnos, promover aprendizajes y formas de convivencia en un aula multicultural y diversa, y propiciar el desarrollo de las competencias necesarias para continuar aprendiendo a lo largo de la vida.

El curso en cuestión, de manera particular, dota a los docentes de herramientas analíticas y prácticas para prevenir y atender situaciones de violencia en la escuela y en el entorno escolar comunitario desde un enfoque de respeto a la dignidad humana y los principios democráticos. Sus contenidos se desarrollan a través de 4 bloques y de 8 sesiones de trabajo de cinco horas cada una.

De manera primordial contempla Estrategias para prevenir la violencia – aprender de las buenas prácticas – la participación estudiantil – las normas de convivencia – el bullying: qué es, como detectarlo, prevenirlo y resolver los casos que se presenten – la construcción de un ambiente escolar democrático – el desarrollo de habilidades sociales – la mediación para la resolución de conflictos – la ética del cuidado y el ambiente socioafectivo – la corresponsabilidad, escuela – familia – comunidad y como parte final del curso – se propone la elaboración de un plan de convivencia y prevención de la violencia, la ternura como paradigma de convivencia, los espacios de ocio, recreación y cultura.


La sociedad te prepara para la actividad, para la ambición, para la prisa, para la eficiencia.

No te prepara para relajarte, ni para no hacer nada y descansar.

Toda sociedad es impulsada, obsesionada y adicta al trabajo. Por tanto no quiere que aprendas a relajarte.

La relajación tiene poderes milagrosos. Trata de relajarte una hora o dos de las 24 y adquirirás mayor percepción sobre ti misma (o).

Aplica la relajación en las tres capas: CUERPO – MENTE – CORAZÓN.

La relajación puede llevarte a puntos altos; es una simple técnica. No es complicada; durante unos pocos días la encontrarás difícil por la falta de costumbre – habituarte será cuestión de días.

Insistiendo en la relajación, llega a aparecer la meditación.

La meditación es el nombre de la más profunda relajación. Hay que relajarse desde la circunferencia de tu ser, relaja tu cuerpo, relaja tu comportamiento, relaja tus actos.

Camina de una manera relajada, habla, escucha de una manera relajada. Aminora cada acción. No tengas prisa, no te aceleres, muevete como si toda la eternidad estuviera a tu disposición; de hecho lo está. Estamos aquí desde el principio y vamos a estar hasta el final.

Recuerda que en el Universo no hay principio ni fin.

Siempre hemos estado aquí y lo estaremos siempre. Cambian las formas pero no la sustancia; cambian las vestiduras, pero no el alma.

Tensión significa prisa, miedo, duda.

La tensión significa estar temerosos de que mañana no podamos enfrentarnos a la realidad, obligándonos a estar en permanente guardia.

El primer paso para la relajación está en tu cuerpo, mira en tu interior y busca alguna tensión en él: en el cuello, en la cabeza, en las piernas. Relajalo a conciencia. Ve hasta esa parte del cuerpo y persuádela, dile amorosamente: “Relajate”.

Al abordar cualquier parte del cuerpo, quedarás sorprendida (o) de que te escucha, te hace caso; ¡! Es tu cuerpo ¡! – con los ojos cerrados penetra en su interior, desde los dedos de los pies hasta la cabeza, localizando cualquier lugar donde haya tensión.

Habla entonces con esa parte del cuerpo como si hablaras con un amigo; permite un diálogo entre tu cuerpo y tú.

Dile que se relaje y adviertele: “No hay nada que temer”. “No tengas miedo. Estoy aquí para cuidarte; estate tranquilo”.

Poco a poco, aprenderás el truco. Conseguirás que el cuerpo se relaje.

Después da otro paso, un poco más profundo; dile a la mente que se relaje. Si el cuerpo escucha, la mente también lo hace. Mucha gente empieza por la mente y fracasa; se debe a que inicia por el sitio equivocado. Primero el cuerpo, luego la mente.

Cuando la mente se encuentre relajada empieza entonces a relajar tu corazón… el mundo de tus sentimientos, tus emociones; algo todavía más complejo, más sutil. Solo entonces, cuando has dado estos tres pasos, puedes pasar al cuarto.

Ahora puedes pasar al Centro más interno de tu ser, el cual está más allá del cuerpo, de la mente, del corazón: el verdadero centro de tu existencia, conseguirás también relajarlo.

Dicha relajación aporta el mayor gozo posible, el supremo éxtasis, la total aceptación. Te hallarás llena (o) de felicidad y de júbilo. Llenarás tu vida de ductilidad y armonía, la convertirá en danza.

La existencia danza en armonía, la existencia entera se mueve de una manera muy relajada; hay movimiento, sin duda, pero en total equilibrio.

Los árboles crecen, los pájaros pían y los ríos fluyen; las estrellas se mueven: todo marcha de una manera muy armónica. Sin prisa, sin alboroto, sin preocupación y sin desperdiciar nada.

La relajación es un fenómeno de gran complejidad con muchos matices multidimensionales.

Son primordiales las siguientes cosas: ENTREGAR, CONFIAR, DARSE, AMAR, ACEPTAR, SEGUIR LA VOZ DE TU CORAZÓN, UNIRSE A LA EXISTENCIA, DISOLVER EL EGO, ENTRAR EN ÉXTASIS. Todo ello comienza a suceder si aprendes los caminos hacia la relajación.

Como no sabemos a ciencia cierta si existe el cielo y el infierno, no temas al infierno y tampoco ansíes el cielo. Todo lo que existe es este momento. Puedes convertirlo en cielo o en infierno.

El infierno existe cuando te encuentras tensa (o).

El cielo, cuando estás relajada (o).

La relajación total es el paraíso.

Texto adaptado especialmente para ti del libro:
“El equilibrio entre la mente y el cuerpo”
De OSHO.

¡! Que Dios te bendiga y ten un lindo día ¡!

Adolfo Zúñiga García.

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