LOS
MAESTROS...¿TRABAJADORES INTELECTUALES?
Se dice que es un “Intelectual” quien trabaja
con el mundo de las ideas y la cultura, quien lidia con el saber y el
conocimiento, quien lee, escribe, estudia, enseña, está rodeado de libros. A
nadie, por lo tanto, debería resultarle extraño el título que aparece más
arriba. Más bien, muchos dirán que es obvio. Pero no lo es. Por eso este
artículo.
El trabajo del maestro consiste
fundamentalmente en enseñar. Para ello debe leer, prepararse, actualizarse,
estudiar el mismo. Para actualizarse y perfeccionarse constantemente necesita
acceder a libros y revistas especializadas, estar al día no sólo con la
pedagogía sino con el avance del conocimiento en otros campos. Para empezar, un
maestro no podría dejar de leer el periódico todos los días (mejor si más de
uno) a fin de estar bien informado sobre el acontecer nacional e internacional.
Una buena enciclopedia, un buen diccionario, un almanaque mundial, un juego de
mapas, resultan obviamente herramientas indispensables de trabajo,
La docencia propiamente dicha implica
una serie de tareas específicas. Debe preparar las clases, consultar los libros
de texto que maneja, llevar registros de asistencias y calificaciones, leer
redacciones y monografías, revisar deberes, corregir pruebas y exámenes,
atender individualmente las dificultades e inquietudes de los alumnos, así como
las de sus padres de familia. Multiplíquese por el número de alumnos a su
cargo, que puede ser enorme, sobre todo en planteles oficiales.
Evidentemente, todo esto requiere
tiempo, esfuerzo, dinero, espacio, condiciones favorables de trabajo. Dígase lo
que se diga, el saber si ocupa espacio: para trabajar con un mínimo de
concentración y eficiencia se requiere un espacio físico especial reservado al
estudio (no el dormitorio, la sala o el comedor), donde pueda instalarse al
menos un escritorio o una mesa de trabajo (no la mesa familiar de comer), una
silla cómoda (no el banco de la cocina), una lámpara con buena luz artificial
para trabajar por las noches (no la luz mortecina del foco único del tumbado),
y una estantería o un mueble con cajones y una buena distribución de niveles y
espacios (no la caja de cartón debajo de la cama, la vitrina de la sala, la
mesa de noche o la superficie de la máquina de coser o la televisión), donde
puedan organizarse libros, cuadernos, carpetas y demás instrumentos de trabajo.
Todo maestro requiere una serie de
accesorios menores que son fundamentales para su tarea: una buena máquina de
escribir, un archivero, ficheros y fichas bibliográficas, tarjetas y
tarjeteros, marcadores, reglas, carpetas, una buena tijera, una engrapadora,
una perforadora, un calendario grande con todo el año a la vista, una agenda de
trabajo, etcétera.
No estamos hablando de condiciones
óptimas sino de condiciones básicas de trabajo. No estamos hablando de
computadora personal, artefactos sofisticados o materiales didácticos de
calidad como los que, por ejemplo, forman parte de la canasta básica de un
maestro europeo. Estamos hablando de requisitos mínimos para poder cumplir con
la tarea intelectual que la sociedad asigna al maestro al momento mismo de
confiarle la tarea docente.
¿Cómo exigirles a los maestros buenos
niveles académicos. Altos rendimientos docentes, autoformación y
perfeccionamiento pedagógico, información actualizada en todos los campos del
conocimiento, si ni siquiera se reconoce para todos los fines prácticos su
condición de trabajadores intelectuales? – Reconocerlo significaría
incorporar todas estas necesidades a la canasta básica y al presupuesto de
cualquier maestro.
¿Cree usted que todos nuestros
maestros cuentan en su casa con un rincón reservado al trabajo y al estudio,
con suficiente espacio, ventilación e iluminación? ¿Cuántos cree usted que
tienen un escritorio o una mesa de trabajo, una silla cómoda, una lámpara con
buena luz artificial, una estantería de libros, una enciclopedia medianamente
reconocida, un diccionario confiable, un almanaque mundial actualizado, un mapa
grande, una máquina de escribir, que no dé problemas, y presupuesto libre para
la compra regular de periódicos, libros y revistas especializadas?
MARIA
ROSA TORRES: “Los maestros son trabajadores intelectuales”, en Revista de
Quito, 1991, s/d.
LA
PROBLEMÁTICA DOCENTE.,
Si
la educación está llamada a jugar un papel central en las estrategias de
desarrollo en las sociedades, si pedimos que nuestras escuelas formen
individuos creativos, responsables, con capacidad de tomar iniciativas y
llevarlas a cabo, seguros de si mismos, solidarios, respetuosos de los otros y
de su medio ambiente, activos ciudadanos de democracias pluralistas, debemos
entonces preguntarnos por aquellos que tienen en sus manos esta
responsabilidad. Un principio básico de toda tarea formativa es que nadie puede
formar a otro en lo que no posee. Tanta responsabilidad debe estar acompañada
de mínimas condiciones de éxito. Se impone una reflexión seria acerca de las
políticas de profesionalización de los docentes, de medidas tendientes a atraer
hacia la enseñanza a los mejores talentos de la sociedad, a garantizar hacia
los que asumen esta tarea una condición digna de las funciones que ejercen.
Federico
Mayor, en Informe final de la Quinta Reunión del Comité Regional
Intergubernamental del Proyecto Principal en la Esfera de la Educación en
América Latina y el Caribe, 8 – 11 de junio de 1993. Anexo 2, pág. 7.
Transcribió:
Lic.
Adolfo Zúñiga García.
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