Recorriendo el camino.
AMANECER
A UN NUEVO DÍA, sentirte vivo, despierto, agradecido, descansado, con esperanza
en el porvenir y renovadas fuerzas continuar caminando el camino que caminas en
el día a día cotidiano de éste o cualquiera otro día tuyo o de aquél que te
acompaña al lado, lo importante será sentir desde dentro tuyo, ese
agradecimiento por “estar”, “ser”, “vivir” lo que sea que estés viviendo, lo
que sea que estés sintiendo, en este sentido será la orientación de la
siguiente descripción.
Recién
terminado el trabajo con Cursos de Actualización docente “Verano 2014”, hemos
tratado el tema sobre formación científica en los estudiantes de educación
básica – con el trabajo terminado, surge una pregunta, ¿Y los docentes… tenemos
una formación científica?, y la pregunta se hace un poco más grande, ¿Los
mexicanos tenemos una educación en ese tenor científico?... La respuesta a
dichas cuestiones serán las que cada uno de los lectores de estas líneas tengan
a bien responder.
Con
certeza, se puede afirmar que tanto la ciencia como la tecnología se encuentran
conviviendo ya entre nosotros desde hace ya unas cuantas décadas; ¡dejáramos de
estar viviendo en el siglo XXI!… es en verdad una fortuna encontrarnos en el
presente, gozar de los beneficios de ellas en nuestro vivir y convivir
cotidiano, contar con los medios para comunicar lo que vivimos, sentimos y
experimentamos al menor esfuerzo para ello, basta y sobra conectar a la “Red de
carreteras”, para estar en contacto con el mundo entero, no obstante quiero
relatar alguna experiencia vivida no hace muchos días:
Como
preámbulo a lo que seguirá, deseo relatar mi experiencia vivida en los años de
mi niñez, la familia Zúñiga García, integrada allá por los años 50´s, del siglo
pasado, con el paso del tiempo fue conformándose con 11 hijos, por supuesto el
padre y la madre, el abuelo y mamá “Pancha”, incrementaba el número de
integrantes la Tía “Trini” – lo cual – si las matemáticas no fallan – nos da un
total de 16 integrantes, mismos que felices pasábamos la vida en total armonía
con el universo en general… pero ¿Cómo era aquella vida de los 60´s del siglo
pasado?...
Para
iniciar con la descripción de ese maremágnum familiar, el hogar se conformaba
por solo 2 habitaciones grandes, un pasillo, un patio grande, el lugar en el
cual se cocinaba, era un espacio techado por una cubierta de “manta”… y de
servicios: El agua, había que traerla con “mancuerna” desde una llave situada a
unos doscientos metros a mitad de la calle, energía eléctrica – Eso todavía no
llegaba a las casas pueblerinas – solamente existía en el centro de la – ahora orgullosa
Ciudad Guzmán, y era una luz muy tenue – casi como la que emanaba de los autos
– 6 – 8 antiguos – antes de los modernos 12 – 16, nuestra luz en casa, se
trataba de contar con unos “Aparatos” de petróleo y su mecha, cubierta por la
“bombilla” y su “resplandor”, mismos que había que mantener limpios – ese fue
mi trabajo, por ser el hijo mayor – era hermoso hacer mi trabajo pues resaltaba
cuando se obscurecía y prendíamos nuestras lámparas, lo cual hacía que nos
miráramos nuestros rostros al platicar sobre lo hecho durante el día que estaba
por terminar y antes de retirarnos a dormir.
Bien,
de acuerdo a esa experiencia de mi lejana niñez, en el presente, al pasar por
una tienda de “antigüedades” miré que había en venta dos “lámparas” de
petróleo, mismas que extasiado pasé a observar y al final me hice de ellas – un
buen recuerdo de mi infancia, además de que la actual temporada de lluvia
siempre trae “apagones” y al efecto me servirían… ¡Oh!, amarga decepción,
debido a que en su momento llega la lluvia… viene el consabido apagón… mis
lámparas ya preparadas al efecto, con ansia espero el anochecer, llega al fin
la muy esperada obscuridad, enciendo las mechas y miro a mi rededor… penumbra, solo
eso penumbra, la radio no funciona, la TV igual, el refrigerador, la licuadora…
Etc. Etc.
¡Sólo
tristeza y más…! en este desolado lugar y amargo momento, llega mi amigo
Ignacio – “Nacho” platicador como el que más, me trae de regalo una “Nasa”,
para atrapar peces en el estanque, afanoso la coloca dentro del mismo, la
plática es amena – apenas miro su cara – le invito un café, mismo que acepta,
nos trasladamos a la cocina cargando las lámparas, siguen los comentarios
respecto al tema de la pesca – nació en el poblado de San Miguel del Cuarenta,
lugar que tiene la presa del mismo nombre y que es de una capacidad de
almacenamiento de agua de ¡!30 millones de metros cúbicos¡! Sin duda una enorme
cantidad de agua.
De
no haber recibido visita – que triste me pareció la vida sin los beneficios
ahora existentes.
1 comentario:
Siempre he admirado su capacidad de redacción,pues hace que mientras leo lo que relata, ml lmaginacion recrea paso a paso lo que describe, parece que estoy en el lugar
Me debe un café!!!
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