miércoles, 30 de julio de 2008

Década de los 60´s




Hace ya muchos años… tantos y tan añorados años ya idos en las páginas del tiempo para nunca más volver… como dijera una conocida melodía añeja como mis recuerdos, que ahora dentro de mi memoria queda tan poco que no se pueden asir como sería la intención al escribir estas líneas – Sin embargo haciendo un verdadero esfuerzo de reflexión, trataré de relatar algunos asuntos cotidianos en mi ya lejana niñez.
La vida de los pueblos de este México querido, allá por los años 60´s del siglo pasado, monótona, tranquila, quizá hasta aburrida, si el amable lector así lo siente o quiere, carente por completo de los ruidos contemporáneos [así se trate de música, sirenas de patrullas y ambulancias, frenos de motor, “chirriar de frenos de automotores”, arrancones de autos; Etc. Etc.]; con una paz casi celestial, interrumpida a veces por el ruido de una locomotora al arribar a su “Estación”, o también por el repicar de las campanas de las muchas iglesias que configuran nuestro paisaje urbano, con una devoción santificante las familias nos reuníamos a platicar los asuntos pasados del día que casi acababa a las 7 u 8 de la noche [No existía la T. V.], - un lugar importante en el hogar lo era la radio, de la cual salían voces que ocupaban nuestra atención y gusto.
Por ejemplo, la trasmisión de programas como “La hora del aficionado”, ó “El Doctor Y Q”, desde la Ciudad de México, en la X E W – “En trasmisión para América Latina, desde México”, quien trasmitía programas como: “Felipe Reyes”, “La monja Alférez”, “Chucho el roto” y la radionovela “Un mundo nos vigila”, causante de una verdadera alarma y consternación general al arribar a nuestra querida tierra, habitantes de otros mundos, con intención de invadirnos y exterminarnos para ocupar ellos nuestro lugar común.
Las empedradas calles, servían para que los “arrieros” llegaran con sus mercancías y uno que otro automóvil – escasos sus poseedores – circulaban a una velocidad de cuando mucho 10 a 15 kilómetros por hora; era común dejar pasar rebaños de ganado vacuno, porcino, lanar, bovino, Etc. Mismos que tranquilamente salían de las casas para trasladarse a pastar afueras de la población, y luego de haber satisfecho su hambre, regresar para su ordeña correspondiente y su resguardo en el “trascorral” de las casas de entonces.
La situación económica de una gran parte de la población tenía su mayor caudal dentro de la actividad que entonces se llamaba “El trabajo del hombre” – el cual consistía en trabajar la tierra, prepararla para la siembra, la escarda, la cosecha, y el imprescindible “acabo” – fiesta multicolor, comida abundante, rociada con el consabido “ponche de granada”, aguardiente, ron, tequila y abundantes cohetones que cimbraban la tierra para festejar el acabo de los trabajos del hombre.
Para las familias en esa época extensas, solo había un salario, el cual – al igual que ahora – era raquítico, por lo tanto los niños acudíamos a “pepenar” – acción de recoger el maíz tirado y algunos “molotes” – mazorcas pequeñas o no germinadas en su totalidad y que los trabajadores dejaban sin cosechar, algunas veces pegadas a la planta, o bien tiradas en la tierra.
Cuando este trabajo se terminaba, entonces había que buscar un quehacer, pues la familia requería del esfuerzo de todos los que integrábamos el núcleo familiar. En tiempo de vacaciones escolares, un verdadero enjambre de niños recorríamos los negocios de la población buscando “Chamba”, y como es de suponer – no todos encontrábamos – por lo cual, había que pensar en otras maneras de encontrarla.
En mi caso, al menos dos días a la semana – los días de “tianguis”, tempranito a las 06.00 horas, era común encontrarme ofreciendo mis pequeños esfuerzos para ayudar a las amas de casa a comprar su mandado de la semana y por unos cuantos centavos, llevarle pesados fardos que contenían las provisiones de la semana, para al terminar el día, presentarle a la autora de mis días el producto obtenido con mucho esfuerzo de niño.
Ahora, muchos años después… que hacen los niños en periodo de asueto vacacional… la oferta que los adultos les hacemos, es tomar cursos de verano, clases de computación, natación, trabajos manuales, talleres de pintura, teatro, música, canto…Etc. Etc. Mismos que pretenden desarrollar en los pequeños de habilidades, aptitudes y conocimientos para desarrollarse en un mundo cada día más competitivo…
Sin embargo; la situación económica de las familias no ha mejorado su status de carencia – muchas veces de lo más elemental para un óptimo desarrollo – continuamos viviendo vida que no otorga a los pobladores de satisfacción por lo que haces y para lo que sueñas, los salarios siguen siendo – ahora mucho más pequeños – pues no proporcionan los satisfactores necesarios, no cumplen con lo dispuesto en lo articulado en el segmento del artículo 123, el cual señala que el salario debe ser suficiente para el bienestar integral del mexicano trabajador… [Cita textual] – Los salarios mínimos generales deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia, en el orden material, social y cultural, y para proveer a la educación obligatoria de los hijos. Los salarios mínimos profesionales se fijarán considerando, además, las condiciones de las distintas actividades económicas”.
Está señalado en la Ley… sin embargo lo veremos ¿Cuándo?...
Ahora los jóvenes que egresan de las instituciones educativas, provistos de muchas ganas de trabajar, desarrollar sus habilidades, crecer, satisfacer las necesidades materiales – que en verdad son muchas - se encuentran sin expectativas de hacer lo que se supone la escuela te enseñó a hacer… y cuando al fin encuentra alguien o algo que te de un trabajo, resulta que el salario a devengar [400 a 700 pesos por semana], resulta como lo describo líneas arriba – “Raquítico” – para de verdad otorgar lo que dicta la Ley.
Ante este tipo de relaciones económicas, tu amable lector, ponte en el lugar de esos jóvenes y decide lo que harías en sus zapatos. Pongamos por caso que el dicho joven, recién acaba de contraer matrimonio, su pareja – también recién egresada del Sistema Educativo Nacional – les acaba de nacer un nuevo ser [Razón del compromiso] – viven la terrible angustia de no contar con recursos para satisfacer las pequeñas necesidades del recién nacido, que será estéril describir, solamente te doy algunos detalles: Pañales, leche, biberones, ropita, toallitas, porta bebé, bañera, jabón de bebé, Etc. Etc., sin contar con las necesidades de los padres: Otra probadita, Comida, transporte, ropa, energía eléctrica, zapatos, renta, gas, [el consabido celular… no puede faltar en ninguno de los dos]… Etc. Y muchos más Etc.
Puedes imaginar el final “feliz” de esta historia… y si estamos planteando la situación de los padres… ahora imagina el final feliz de ese recién nacido…
Te invito a reflexionar con seriedad sobre esta clase de situaciones, esperaré tus amables comentarios a la dirección electrónica siguiente: azunigag.2@gmail.com
¡!!¡Hasta la próxima ¡!!¡
Adolfo Zúñiga García